Notas de Opinión

Universidad, ciencia, tecnología y desarrollo: La CELAC y la soberanía intelectual

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Los países más avanzados en desarrollo económico y social en el siglo XXI son justamente los que han apostado más fuertemente a la educación, a la ciencia y a la tecnología, agregando cada vez más valor a su cadena productiva. Los países más avanzados en desarrollo económico y social en el siglo XXI son justamente los que han apostado más fuertemente a la educación, a la ciencia y a la tecnología, agregando cada vez más valor a su cadena productiva.

 

Finlandia, otrora productor principalmente primario y exportador de materias primas, se encuentra ahora en el puesto número 17 entre los países con mayor PBI per cápita medido según el poder adquisitivo según el Banco Mundial según cifras del 2009, y en el puesto número 22 según el Fondo Monetario Internacional, según cifras recientes del 2010. ¿La clave del éxito? Aumento de la inversión en ciencia y tecnología desde la segunda Guerra Mundial, lo que permitió que un país principalmente productor de materias primas se convirtiera en pocas décadas en uno de los más ricos e igualitarios del mundo como consecuencia de su liderazgo en el sector de telecomunicaciones y electrónica. Singapur se encuentra en el puesto número 3 según el Fondo Monetario Internacional y 4 según el Banco Mundial entre los países con mayor PBI per cápita medido según el poder adquisitivo. A diferencia de Finlandia, casi no posee recursos naturales, y debe importar la mayor parte de los alimentos, hasta el agua que beben sus habitantes. ¿Cómo pudo lograr ser uno de los países con mayor PBI per capita? En sólo poco más de cuatro décadas, desde su independencia de Gran Bretaña en 1965 a través de la inversión en educación, ciencia y tecnología, que lo convierten hoy en uno de los mayores productores mundiales de plataformas petroleras submarinas y uno de los mayores exportadores mundiales de sistemas de control para aeropuertos y puertos.Podemos mencionar también a modo de ejemplo a Suecia, a Israel e Irlanda, países desarrollados gracias al incentivo estatal para la creación de start ups y a la fuerte vinculación entre el sistema educativo y la industria.

 

No se llega a ser un país desarrollado renunciando a la educación pública ni subordinándola al mercado, que en su acepción peyorativa, fruto de la etapa neoliberal en Latinoamérica, significaría la subordinación del conocimiento a los intereses de las transnacionales extranjeras y al sistema financiero internacional. Sin embargo, ya no es posible pensar la ciencia, la tecnología y la función de la Universidad en la sociedad si éstas no responden a las necesidades productivas, de agregación de valor y búsqueda del desarrollo en el país que se insertan. La Universidad, la ciencia y la tecnología no tienen que subordinarse al mercado, tal cual lo definimos anteriormente, pero tampoco deben ser ajenas a vincularse al entramado productivo.

En 2005, las cámaras de diputados y de senadores aprobaron por amplia mayoría la ley de financiamiento educativo nacional que asegura el 6% del PBI destinado a Educación.La sanción de la Ley de Financiamiento Educativo y su aplicación desde 2006 marcaron un punto de inflexión en las políticas de inversión educativa y en el retorno del Estado nacional en esa materia, luego del periodo neoliberal iniciado en la Argentina desde la dictadura militar. Dicha ley permitió ampliar la cobertura del nivel inicial y secundario, aumentar los salarios a los trabajadores de la educación y ampliar las plantas funcionales de las escuelas con la creación de miles de nuevos cargos y horas cátedra. En términos cualitativos, además, se garantizó que un porcentaje de la coparticipación federal en cada provincia fuera destinado a la inversión educativa con tres prioridades: mejorar las condiciones laborales y salariales, jerarquizar la carrera docente y promover la calidad de la formación inicial.

En el marco de este avance en materia educativa se crearon nuevas universidades nacionales con fuerte vinculación con el sistema productivo que ha permitido que jóvenes puedan acceder a los estudios universitarios que de otro modo no podrían haberlo hecho.

En los próximos años, empero, nos queda la tarea más ardua en lo que a ciencia, tecnología y sistema universitario se refiere. La reciente creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) no sólo es un importante paso para la independencia económica y política de las naciones de Latinoamérica y el caribe sino que también es una excelente oportunidad para avanzar en la soberanía intelectual.

 

La única manera de ser realmente independientes es conformar un sistema de ciencia y técnica propio, pero integrado a Latinoamérica y al caribe. Avanzar en la integración regional también implica avanzar en la integración de la ciencia, la tecnología y la educación superior. Por eso, es menester avanzar en la conformación de criterios consensuados, sistemas universitarios compatibles e interdependientes y pautas de calidad comunes a toda la región que surjan de nuestras naciones y que no sean impuestas por Europa, Estados Unidos o el sudeste asiático.

 

Lic. Leandro Indavera

Filósofo, miembro fundador de CECREDA.

Coordinador del Departamento de Educación CECREDA

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