Análisis y Desarrollo Político

Asociación con Rusia: el momento para aprovechar

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En los últimos años Argentina, ha rechazado el tradicional alineamiento con Occidente y ha buscado relacionarse con los países en desarrollo – los líderes emergentes que pasan a ser cada vez más importantes en la política y economía mundial. Entre sus socios nuevos estratégicos se encuentra Rusia: ¿qué beneficios podría recibir Argentina gracias a esta nueva alianza?

 

La aproximación con Rusia del último tiempo ha sido posible gracias a un conjunto de factores favorables. Se trata, primeramente, de una visión política común: ambos se oponen al dominio del Occidente político y financiero y aspiran lograr un mundo multipolar, con un  poder aumentado para los países en desarrollo.

Con la desaparición de la Unión Soviética, Rusia pasó de ser una superpotencia a un país tercermundista. A pesar de las múltiples tentativas de los años ‘90s, Rusia resultó incapaz de transformarse en un estado liberal democrático de corte occidental, no logró recuperar su economía y establecer una cooperación equitativa y mutuamente beneficiosa con los países de Europa y los Estados Unidos. Por tanto, a los principios del nuevo milenio Rusia cambia el curso, optando por una postura antioccidental. Desarrollando su identidad de la principal heredera espiritual, cultural y geopolítica de la Unión Soviética, adopta como el mayor desafío a sus intereses la existencia de un mundo unipolar liderado por los Estados Unidos.

La aspiración de volver a ser una potencia verdaderamente influyente la hace buscar apoyo político de los líderes regionales emergentes de Asia, África, América Latina, así como conquistar nuevos mercados e intentar recuperar la economía nacional.

A su vez, América Latina, con su “giro a la izquierda” de las últimas décadas, también se aleja del Occidente – rechazando a los Estados Unidos, cuya presencia en la región ha sido tradicionalmente visible en los rubros económico, político y militar-. A partir del rechazo de organismos comerciales propugnados por los EE.UU., como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), surgen proyectos alternativos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) – que buscan establecer una cooperación regional más independiente, con el mecanismo de la toma de decisiones libre de la influencia estadounidense. Al mismo tiempo, los países de la región, incluso Argentina, buscan diversificar los lazos políticos y comerciales con otras partes del mundo en desarrollo.

El mayor avance con respecto a las relaciones bilaterales entre Argentina y Rusia se da entre 2008 y 2009. Los socios toman muy en serio su nueva relación, por lo que celebran regularmente encuentros del más alto nivel y firman tratados de cooperación. Desde el 2009, de manera oficial, inicia el proceso para Establecimiento de Relaciones de Asociación Estratégica. Su relación actual engloba varias esferas. Para empezar, los estados gozan del mutuo apoyo político. Rusia sigue reiterando su apoyo al reclamo argentino de las Malvinas. A su vez, Cristina Kirchner se opone a las sanciones europeas y estadounidenses contra Rusia, impuestos desde el 2014 para castigarla por la ocupación ilegal de Crimea.

Con la crisis ucraniana que empezó en el 2013, las relaciones entre los socios cobran una nueva dimensión, reforzando la postura argentina en las negociaciones con Rusia. Dadas las tensiones entre Rusia y Occidente, el apoyo político de los líderes regionales emergentes es imprescindible.

Vale mencionar que en el voto importante de la Asamblea General sobre la resolución de la integridad territorial de Ucrania (llamado para que Rusia que respetara las normas del derecho internacional y cesara la ocupación ilegal de Crimea) Argentina no se mostró en pro -como lo hicieron los países occidentales- ni en contra, como lo hicieron Venezuela, Ecuador, Cuba, Corea del Norte y otros países más radicales en su postura antioccidental. En cambio, Argentina se abstuvo – como China, Brasil, India – siguiendo el ejemplo de los países que se alinean con Rusia y, a su vez manteniendo las relaciones fructíferas con Ucrania y los socios occidentales. Sin embargo, en este caso la abstención de Argentina no se puede calificar como una muestra de una postura neutral, sino más bien como la de apoyo político a Rusia – dado el carácter totalmente ilegal de las acciones rusas desde el punto de vista del derecho internacional, el que todos los miembros de la Naciones Unidas reconocen. Además, la diáspora ucraniana en Argentina es la más numerosa después de la italiana – de modo que si Argentina hubiese votado en contra de la resolución- el acto habría generado un vasta protesta público.

Por la parte económica, considerando América del Sur, Argentina es el segundo destino de inversiones y comercio más importante para Rusia, después de Brasil, 

Uno de los sectores clave en la cooperación bilateral es la energía. Las compañías rusas poseen conocimientos tecnológicos invaluables, así que su participación en proyectos argentinos permitirá realizarlos de una manera más eficiente, así como capacitar los ingenieros locales y cumplir el Plan Nuclear Argentino. Entre los proyectos conjuntos de energía nuclear, vale mencionar la construcción conjunta de la central hidroeléctrica Chihuido I y del reactor nuclear en Atucha. La parte rusa también se mostró interesada en la explotación de yacimientos de hidrocarburos en Argentina – que se afirma en un memorando recientemente firmado por YPF y Gazprom (el líder del mercado ruso de gas)-.

Al mismo tiempo, tuvieron lugar múltiples negociaciones sobre la realización de proyectos conjuntos en otras esferas, como la infraestructura, maquinaria, etc. Sin embargo, siguen siendo negociaciones abiertas sin acuerdos concretos.

En lo relativo al comercio, en la última década, el monto de intercambio se ha multiplicado 3,5 veces, Sin embargo, en el 2014 apenas alcanzó $2 mil millones, descendiendo un 15% – debido a la depreciación de las exportaciones rusas por la baja de precios del petróleo-. De cualquier modo, si comparamos el intercambio con Rusia con el de China (en 2013 superó $17 mil millones) – parece casi insignificante.

Sin embargo, hay un gran potencial para desarrollar la cooperación y, ahora mismo, es el momento más oportuno para hacerlo. La crisis ucraniana ha aumentado la importancia de Argentina para Rusia como un socio comercial. Considerando el impacto negativo que tuvieron la caída del precio del petróleo y las sanciones occidentales en la economía rusa, la potencia euroasiática se ve obligada a buscar nuevos mercados. Esto presenta nuevas oportunidades para los empresarios argentinos – especialmente en la esfera agrícola-. La decisión rusa de dejar de importar los productos de la agroindustria europea, como respuesta a las sanciones de la UE, hizo que la demanda en el mercado ruso creciera dramáticamente.

Además, la voluntad política, en el caso de Argentina y Rusia, es el factor clave para el desarrollo de relaciones comerciales – ya que las empresas más grandes de ambos están estrechamente vinculadas con las autoridades estatales, especialmente si se trata los rubros de la mayor importancia nacional como la energía nuclear, espacio etc. Y Putin muestra una voluntad inmensa. Las cumbres regulares, la última de las que se celebró en abril de 2015, así como la invitación de Cristina Kirchner a la reunión de los BRICS en 2014, por parte de Vladimir Putin, sirven de señal clara de la disposición rusa para profundizar la cooperación con el socio latinoamericano.

Según uno de los acuerdos firmados en este abril, se permite el intercambio comercial en monedas de ambos países. Sin embargo, la cooperación financiera no avanza más allá – Rusia misma carece de capitales libres y no se percibe como un acreedor importante (como lo es China).

Otro beneficio para Argentina es que una relación más estrecha con Rusia le permitiría un acercamiento con los BRICS y posiblemente hasta su adhesión al organismo. La inclusión de Argentina a los BRICS – tanto una asociación financiera, como un foro político – le presentará más oportunidades para conquistar nuevos mercados, desarrollar su cooperación política con los demás miembros, participar activamente en la toma de decisiones al nivel mundial. A su vez, establecer un diálogo más equitativo con las potencias emergentes también ayudará a la Argentina a reducir su dependencia financiera y política de los EE.UU y los países europeos.

De todo lo mencionado anteriormente, se puede concluir que Argentina tiene un potencial inmenso para el desarrollo de relaciones económicas con Rusia, así como puede reforzar sus postura política en la arena internacional con el apoyo de la potencia nuclear. Una relación más avanzada con Rusia podría permitir un acercamiento con los BRICS y hasta su adhesión al organismo. Actualmente, la Federación Rusa está atravesando un período muy complicado – con la recesión económica y la crisis de su relación política con el Occidente-. Por tanto, justo ahora, Argentina tiene la mejor oportunidad para aprovechar la situación: avanzando la relación con la Rusia vulnerable y sacando las mayores beneficios.

Evelina Ibraimova
Analista de CECREDA, proveniente de Ucrania

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