Economía

Claves para entender el desempleo en la Argentina

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Uno de los temas más importante que debe afrontar una economía nacional, y sobre todo si se trata de un año electoral, es el del desempleo. En la jerga económica, entendemos a la tasa de desempleo como el porcentaje de individuos que, en su búsqueda de trabajo, no logran conseguirlo. Si analizamos la evolución de la tasa de desempleo en argentina desde la salida de la convertibilidad hasta la actualidad podemos ver que el mismo baja aceleradamente hasta el año 2011, y luego queda estancado hasta el día de hoy.

Evolución de la Tasa de Desempleo Trimestral. 1er Trimestre 2011 a 4to Trimestre 2014. Fuente Indec. Elaboración Propia.

La dinámica de las variaciones del desempleo está atada al crecimiento de un país, ya que un aumento en la actividad económica significa mayores niveles de inversión y, como es de esperarse, una mayor creación de puestos de trabajo. Por lo tanto, la respuesta sobre por qué el desempleo no se vio reducido desde 2011 encuentra su misma respuesta en el estancamiento del nivel de crecimiento del producto nacional aproximadamente desde la misma fecha. El cambio de régimen del 2003 implicó una serie de medidas desde el gobierno llamadas: «políticas de demanda». Desde la perspectiva de la teoría económica, tanto los autores clásicos como de índole keynesiana, abogan por el principio de demanda efectiva como punto de partida del crecimiento económico, lo que significa, en palabras más simples, que es el aumento de la demanda agregada (el consumo, el gasto público y la inversión) lo que “tira” el carrito del crecimiento nacional. De esta forma, podemos ver cómo el aumento del gasto público, la creación de transferencias como la AUH, el mejoramiento en la distribución del ingreso, entre otros, fueron claras muestras de políticas que tuvieron como resultado un crecimiento efectivo y la creación de nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, debemos de contestar, para entender al desempleo hoy, por qué las políticas de demanda dejaron de ser efectivas luego del 2011. 

La restricción externa: 

Probablemente la restricción externa, junto a la inflación, sean los enemigos públicos más importantes de la historia de la Argentina. Desde la década del `50, la restricción externa siempre supuso un techo al crecimiento del país y, las mecánicas implementadas para tratar de superarlo significaron un retroceso en la actividad económica, como, por ejemplo, en los ciclos de “stop and go” o “crash and go”. En pocas palabras, la restricción externa significa que la creación nacional de divisas (generalmente a manos del sector agropecuario) no logra satisfacer la demanda nacional de insumos importados de un sector industrial y de servicios creciente. Al ser ambos mayoritariamente importadores, su crecimiento implica una salida cada vez mayor de divisas, al punto que las reservas nacionales llegan a un punto crítico y es imposible mantener el nivel de importaciones. En la Argentina esto decantó en gran número de políticas que no tuvieron impactos (ya sea de corto o largo plazo) favorables para la economía. En su mayoría significó la devaluación brusca del tipo del cambio, llevando a una disminución importante de la tasa de salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores. En la década de los ’70s y ’80s, la creación de una gran deuda externa que mostró ser un peso muy importante en la el desempeño futuro de la nación, y, por último, en los años 90 la privatización de un gran número de empresas públicas a capitales extranjeros. 

En los primeros años de la década pasada, el boom del precio de la soja permitió la acumulación de divisas internacionales que financiaron el aumento de la inversión en dichos años, produciendo el crecimiento de la economía a “tasas chinas”. Como podemos ver en el primer gráfico, en esos años el desempleo bajo del 18% procedente de la crisis del 2001, al casi 6,8% en e 2010, es decir, más de 10 puntos. Este crecimiento de las reservas produjo un amplio margen para el aumento de la inversión ya que permitía una cantidad cada vez mayor de productos importados. La crisis internacional del 2011 y la caída de los precios de los commodities sumado a los niveles más altos de actividad, pusieron un tope a importación de bienes intermedios necesarios para la producción, por lo que la posibilidad de expenderse económicamente se vio limitada. Las restricciones a la compra de dólares e importaciones, algunas devaluaciones, el repunte del “dólar blue”, las especulaciones devaluatorias y la fuga de capitales fueron consecuencia de este proceso, que iniciaron un declive en la inversión y creación de puestos de trabajo. 

La inflación y el caos Mediático

La inversión, como toda actividad riesgosa, tiene un alto contenido de expectativas, por lo que las diversas señales que los inversores reciben son tomadas en cuenta antes de hacer el movimiento de su capital. La alta volatilidad en los precios argentinos es considerada, principalmente por las corrientes más ortodoxas económicas, como un distorsionador de la visión de los agentes económicos y por lo tanto, uno de los problemas más grandes a la hora de invertir. Más allá que en nuestra visión no creemos que esto suceda así, lo cierto es que la batalla ideológica que gira actualmente en torno a este tema tiene una gran influencia en la formación de la perspectiva de los agentes económicos. El conflicto generado en los medios de comunicación se daba, por un lado, con la visión caótica de la oposición que predicaba un futuro aterrador para la nación, mientras que, por el otro, la mirada del oficialismo junto a la intervención del instituto estadístico nacional (Indec), crearon una desconfianza e inseguridad en los datos oficiales de la economía. En el medio de esta batalla ideológica, el público generaba expectativas inciertas, lo que, de alguna u otra forma, impacta en la transformación de la inversión productiva a la especulación financiera. 

La estructura productiva nacional

Uno de los puntos importantes relacionados a la restricción externa son las características que posee la estructura productiva nacional. Como todos sabemos, Argentina posee un sector industrial poco competitivo y orientado al consumo interno, por lo que es un sector con un alto grado de importación y pocas posibilidades de exportación. Sin embargo, en términos de organización industrial, existen grandes dificultad para coordinar una promoción industrial que permita una integración de la actividad. Esto significa que existen límites estructurales a la hora de desarrollar industrias que permitan aprovechar mejor los recursos naturales o poder manufacturar productos que sustituyan importaciones. 

El repaso breve de algunos de los puntos importantes que explican el escaso crecimiento de la actividad económica en los últimos cuatro años es el factor más importante al tener en cuenta la creación de nuevos puestos de trabajo. Las políticas de demanda aplicadas en las últimas décadas son un fuerte factor de explicación del aumento del empleo en el período 2003-2010, pero que, debido a las características de la estructura de la matriz productiva argentina, el ahogo externo nos mostró un límite al mismo. Superar estas tareas será un desafío importante para los hacedores de políticas del futuro, ya que necesitarán apuntar, en grandes rasgos a tres desafíos importantes: la reestructuración de la producción nacional para generar una industria más integrada, el desarrollo tecnológico necesario para poder competir internacionalmente y sustituir importaciones y la atracción de capitales para poder aumentar las capacidades productivas nacionales y nuestras reservas de divisas. 

Diego Cúneo
Investigador de CECREDA

 

 

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