Democracia proviene de la conjunción de las palabras griegas demos (pueblo) y cratos (poder), a su vez demos es un neologismo derivado de las palabras demiurgos (artesanos) y geomoros (campesinos) que junto con los eupátridas (nobles) conformaban “la sociedad”. Cabe destacar que eran excluidos de la palabra, y por ende de la realidad política, a los metecos(extranjeros), a los esclavos y las mujeres, sectores inexistentes en la constitución misma de nuestra historia civilizada.
Mantener los privilegios es mantener el poder y así evitar la incorporación de mas actores a la sociedad misma. Es fácil constituir una contienda cuando se lucha por privilegios y no por derechos sociales, los poderes vienen con la clase, en cambio los derechos constituyen la existencia o incorporación de nuevas clases, a la puja misma.
Como nunca antes en la historia reciente de nuestro país se han incorporado derechos a sectores que de facto no eran parte de la “democracia argentina”. Los derechos humanos, las madres embarazadas, los niños, los jóvenes, los abuelos, hasta la identidad de género son algunos ejemplos que puedo expresar. Si a su vez coincidimos con que el trabajador es un pilar revalorizado y fundamental del proyecto nacional y popular podemos afirmar que surge un colectivo, excluido de la definición histórica de democracia, e incorporado en la realidad moderna de la sociedad argentina. Sector que no viene a incorporarse, ni a la clase media ni a la clase alta, es la clase trabajadora que se incorpora colectivamente, como destacamos antes, al terreno de disputa de los derechos.
La pregunta que emerge es ¿que hacer como sociedad?. Y la respuesta debe ser ¿Que nos hace más nación?
El individuo debe interiorizarse y formarse para abordar una agenda de problemas y cuestiones diversas que emergen en lo cotidiano. Realidad que debe asumirse con una profunda humildad y solidaridad fundamentalmente ante los otros. No es lo mismo hablar de la asignación universal por hijo que viene a salvaguardar mínimamente las necesidades de los menores que hablar de la ley de servicios de comunicación audiovisual o la democratización de la justicia, temas profundos pero que día a día son parte de la agenda. En cambio el camino de la polarización política como actitud es funcional al conflicto, que no será nunca espontáneo, sino traccionado por sectores que reniegan de perder privilegios, de perder poder.
En el ámbito de las organizaciones y de la dirigencia es importante dar el debate en términos de beneficio para el colectivo nacional y no desde posiciones individuales, egoístas o partidarias atrincheradas. En un proyecto político que se está desarrollando si alguien tiene responsabilidades son sus dirigentes que deben tener en claro que la columna vertebral del proyecto nacional y popular es la incorporación de todos y todas a la sociedad, la integración cultural, social y económica de las personas bajo una sola bandera, celeste y blanca, avanzar en esquemas de luchas de poder y no conquistas de derechos es atentar contra el progreso y desarrollo nacional.
¿Que nos hace más Nación? ¿Igualdad o Equidad?
¿Un jubilado de privilegio o 1.500.000 más de abuelos protegidos por la seguridad social?
¿Educación de alto nivel para un 30% de los niños y jóvenes o escolaridad para todos desde los 4 años?
¿Pagar las deudas y transitar un período de austeridad o endeudarnos irracionalmente para atesorar dólares?
¿Tener una corporación monopólica que nos informe o un entramado de medios con muchas voces?
¿Fortalecer el trabajo de argentinos y la industria nacional o liberalizar el comercio que le da trabajo a otros?
¿Recomponer el tejido social destruido en la década neoliberal o avanzar en un desarrollo desconociendo a millones de argentinos?
Las respuestas que encontramos después de 10 años son muy claras y definen un camino, un proyecto nacional y popular, pero aún resistido por las clases más acomodadas. Resistencia que señala que falta profundizarlo aún mucho más sobre todo en la transformación de la matriz cultural e ideológica de la sociedad.
ACTUALIDAD – Los saqueos organizados
Una vez más avanzamos hacia una navidad en democracia, un espacio temporal que sensibiliza a todos, pero más aún a quien todavía no está arriba del tren, adentro del proyecto, ni incorporado al país del crecimiento, menos al desarrollo nacional. Sectores que mirán desde afuera y a través de la tinelizada televisión como las clases se regorean con sus privilegios mientras ellos carece de las cuestiones más básicas.
Un muy buen ejemplo de lo que desestabiliza a la sociedad es la reproducción sistémica de conflictos que carecen de expresiones auténticas de sus necesidades, rejuntes organizados que pretenden, aunque no lo logran, ser elementos de presión para algunos pocos puedan seguir sentados arriba del poder, pretendiendo mantener privilegios e impidiendo la incorporación de sectores marginales, impidiendo el ascenso social de los trabajadores e impidiendo el desarrollo argentino.
Por Leo Bilanski
Vicepresidente de CECREDA