Desde el Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino (CECREDA), queremos sumar nuestra voz para generar una reflexión en torno a los festejos que corresponden al 25 de Mayo.
Más allá de las discusiones historiográficas, lo cierto es que el 25 de Mayo de 1810 marcó un punto de inflexión en la historia de nuestras tierras: la esperanza de una completa independencia y, como consecuencia, de una nueva vida en el marco de mayor autodeterminación y mayor libertad.
Sin embargo, como todos sabemos, el camino recorrido desde el 25 de Mayo de 1810 hacia la completa independencia no ha sido sencillo. En la versión original del himno argentino se puede observar claramente a quien fuera el enemigo de la esperanza de liberación de nuestros antepasados: el “ibérico altivo León”.
En este aspecto, puede encontrarse un paralelismo con nuestra historia contemporánea. Arrodillada a los pies de los organismos financieros internacionales, nuestra patria sufrió las aciagas consecuencias de la pobreza, el desempleo, la marginalidad y la falta de un futuro esperanzador. Ezeiza parecía ser, desafortunadamente, la única salida allá por el 2001.
El 25 de Mayo de 2003, casi dos siglos después de la creación del primer gobierno patrio, nace la esperanza de una nueva patria tras los embates de un período signado por el neoliberalismo y la dependencia. Irrumpe en lo más alto de nuestra escena política nacional Néstor Kirchner. Y con él, renace esa aspiración de ver una Argentina independiente, justa y soberana. Se da comienzo así a una década de Crecimiento, condición necesaria para lograr un verdadero Desarrollo económico y social en nuestro país. Ha sido la década ganada por todos los argentinos, en la recuperación social, económica, cultural y de igualdad, con el crecimiento con inclusión social como clave.
No son ya militares valientes a caballo los que conforman nuestra principal estrategia de liberación, sino numerosas industrias que agregan valor, mayor presupuesto educativo para la Ciencia y la Tecnología, la creación de empleo, una política exterior no subordinada a intereses corporativos y una verdadera creencia en la importancia de los derechos humanos. Estas son, sin duda, las banderas de la nueva Argentina.
Fernando Martínez
Secretario Ejecutivo
Mauro González
Presidente
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