Economía

Devaluación: una solución para pocos

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Según diferentes sectores, es necesario acudir a una devaluación ya que sostienen un retraso cambiario dado que la inflación se encuentra por encima de la tasa de devaluación, lo que genera una perdida de competitividad. Observándolo a grandes rasgos y dado el contexto actual, desde el año 2011 el balance de cuenta corriente de pagos ha dejado de ser positivo.

Se podría pensar entonces que sería una buena política para recuperar dicha competitividad. Pero si se analiza detenidamente la cuenta corriente con cada uno de sus componentes la cuestión cambia, y ni hablar si tomamos los diferentes escenarios históricos argentinos con respecto a la inflación y al tipo de cambio que conlleva al ya conocido modelo “stop and go” que se procederá a explicar unas líneas más abajo.

Primeramente, se debe hacer hincapié  en la cuenta corriente y sus cuatro componentes: mercancías, servicios (donde sobresalen el turismo y los servicios a las empresas), rentas de capital (utilidades e intereses) y transferencias. Los sectores proclives a la devaluación remarcan a la misma como necesaria ya que se “agarran” de la teoría en la que un tipo de cambio «elevado» lleva a modificaciones en precios relativos que producen mayores exportaciones y menores importaciones de bienes y servicios, y viceversa. Por lo que remarcan la existencia de un retraso cambiario dado el déficit en cuenta corriente, pero para mantener esto se debería visualizar un incremento generalizado de importaciones, y una caída de exportaciones, en los últimos años, y si analizamos las cifras, vemos que esto no es así.

 

 

 

Año 2010

 

Año 2011 (1)

 

 

I

II

III

IV

Total

 

I

II

III

IV

Total

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuenta corriente

 

-843

2.847

262

-907

1.360

 

-1.567

1.096

-755

-1.155

-2.381

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mercancías (7)

 

2.483

5.988

3.680

2.116

14.266

 

2.243

4.918

3.028

2.737

12.925

Exportaciones fob

 

13.044

19.074

18.720

17.296

68.134

 

16.902

23.173

23.522

20.454

84.051

Importaciones fob

 

10.561

13.087

15.039

15.181

53.868

 

14.659

18.256

20.494

17.717

71.126

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Servicios

 

-438

-370

-382

30

-1.160

 

-643

-565

-663

-287

-2.159

Exportaciones de servicios

 

3.327

3.180

3.169

3.972

13.648

 

3.766

3.599

3.699

4.574

15.637

Importaciones de servicios

 

3.765

3.550

3.551

3.942

14.808

 

4.409

4.164

4.362

4.861

17.796

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rentas

 

-2.814

-2.680

-2.942

-2.905

-11.341

 

-2.941

-3.159

-3.057

-3.442

-12.599

Renta de la inversión

 

-2.799

-2.667

-2.925

-2.889

-11.279

 

-2.930

-3.148

-3.042

-3.430

-12.551

Intereses

 

-607

-646

-729

-704

-2.687

 

-812

-879

-825

-852

-3.367

Crédito

 

425

419

417

457

1.718

 

426

412

428

413

1.678

Débito

 

1.032

1.065

1.146

1.161

4.404

 

1.237

1.290

1.252

1.265

5.045

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Utilidades y Dividendos

 

-2.192

-2.021

-2.196

-2.184

-8.593

 

-2.118

-2.270

-2.217

-2.578

-9.184

Crédito

 

337

187

196

221

941

 

319

324

308

275

1.226

Débito

 

2.529

2.208

2.392

2.406

9.534

 

2.437

2.594

2.526

2.853

10.410

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otras Rentas

 

-15

-13

-17

-16

-62

 

-11

-11

-15

-12

-48

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Transferencias corrientes

 

-73

-90

-94

-148

-405

 

-226

-98

-62

-163

-549

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


El cambio de signo que existe en cuenta corriente entre 2010 y 2011 se explica principalmente por las cuentas de mercancías y servicios.
 
Si se hila fino en el caso del balance de mercancías el mayor inconveniente proviene del sector energético; en el año 2010 el balance energético fue positivo en 1.760 millones de dólares, en el 2011 fue negativo en 2.784 millones de dólares; este valor se repite casi sin variantes en 2012. De hecho, el saldo de los flujos comerciales, sin incluir las partidas energéticas, fue positivo. Por tal razón, no existiría un gran retraso cambiario como se intenta imponer.
 
En cuanto a los servicios, sobresalen el gasto en pasajes y turismo, los fletes ligados al comercio exterior, las regalías y los servicios empresariales El turismo por su parte, ha mostrado también un déficit creciente y  los fletes corresponden al movimiento del comercio exterior que no pueden analizarse por si mismos.
 
Entonces, al observar todo más detalladamente se puede destacar que si se devalúa, el efecto será sobre el resto de las corrientes comerciales y no sobre el sector energético, ya que los estos consumos suelen ser muy poco elásticos al precio, porque no hay sustitutos a mano. Si la Argentina entró en déficit en el sector energético, esto es ante todo consecuencia del gradual agotamiento de sus reservas de hidrocarburos.
 
Por su parte, una devaluación beneficiaría principalmente al sector agrario, incrementando la renta de la tierra en moneda local, el impacto del tipo de cambio es definitivamente marginal dada la estructura productiva del país.
 
Tras lo mencionado y dado que no nos encontramos en el escenario del 2003, donde se estaba saliendo de la crisis, que la devaluación ayudó a ganar competitividad y a la alta capacidad productiva que existía, como se ha detallado en párrafos anteriores, esto llevaría al modelo “stop and go” que estamos acostumbrados a vivir en la Argentina, beneficio para los sectores primarios y competitivos sin necesidad de la devaluación y caída del poder de compra de los sectores medios y bajos, como ocurrió históricamente. 
 
Lo conveniente serían medidas de administración e incentivo a una mayor competitividad  que podrán ser más eficaces en cuanto apunten sobre todo a las exportaciones industriales; y existiendo un espacio además para un incremento sustancial de la eficiencia energética. Esto requiere medidas estatales más fuertes como las que se vienen mostrando, como por ejemplo  la estatización de YPF (apuntando principalmente al tema energético), las recientes medidas de congelamientos de precios acordados. Se debe tener en cuenta que las experiencias anteriores de la Argentina tampoco son buenas guías para comparar la situación actual y vaticinar un nuevo fracaso por parte de la ortodoxia. No hay que perder de vista que de nada sirve un efectivo control inflacionario si se lo hace afectando al salario real, y por ende, a costa del crecimiento del nivel de actividad.

Diego De Cunto
Economista
Analista e CECREDA.

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