Las elecciones legislativas de 2017 representan para el Gobierno de Mauricio Macri, la prueba de fuego cuyos resultados demostrarán en qué medida Cambiemos continúa teniendo o no, apoyo por parte de un electorado que se encuentra mayormente dividido entre núcleos “propios” y “ajenos”, y entre quienes sostienen una imagen positiva de Macri y quienes se han “desencantado” en virtud de las políticas encabezadas por el Presidente.
Una elección histórica
Lo que el oficialismo pone en juego en estas elecciones es nada más, ni nada menos, que el apoyo necesario para continuar con las políticas públicas iniciadas desde su asunción en diciembre de 2015. Sin embargo, debe quedar claro que no es sobre esta base que se impulsará la campaña política de Cambiemos, si no que se buscará profundizar el antagonismo y la polarización que supo rendir frutos en 2015. La búsqueda será entonces, dividir al electorado entre el “antes”, representado por el Frente para La Victoria en general y Cristina Fernández de Kirchner en particular, y el “ahora”, representado por el cambio y el “diálogo”.
En virtud de esto último, no es difícil suponer que el votante 2015 de Cambiemos se verá interpelado por un discurso oficial que se dividirá entre la justificación de las medidas políticas y económicas tomadas debido a la “pesada herencia” y la búsqueda de fortalecimiento de las herramientas comunicacionales que le permitieron a Macri ser el presidente de la Nación.
A la hora de la verdad, el votante de Cambiemos deberá sopesar su situación personal, el nivel de desencanto con la gestión del Gobierno, la percepción de la realidad que tiene, y las expectativas a futuro.
La oposición también arriesga mucho en estas elecciones; no sólo por la cantidad de bancas que pone en juego en la cámara alta, donde 12 de las 24 bancas que se renovarán pertenecen al FPV, si no que representa el doble desafío de conquistar el voto de aquellos “caídos” de Cambiemos, desencantados por las políticas económicas y de alguna manera “traicionados” por éste bloque. Y a la vez, de rearmarse electoralmente luego de la crisis que significó la derrota de 2015 y la incapacidad propia de sostener dentro del frente a varios referentes políticos de la Agrupación.
Será fundamental para esto, la posición adoptada por los principales referentes opositores para ambas cámaras, no sólo será primordial la posición adoptada por la ex Pte. Cristina Fernández, sino también es elemental considerar la posición de Sergio Massa, hoy considerado como uno de los políticos que cuenta con mayor capacidad de traccionar votos, y también de Elisa Carrió, Daniel Scioli y Margarita Stolbizer, principalmente.
¿Qué ocurrirá entonces?
El interrogante sobre los posibles resultados de las elecciones 2017 es grande, las medidas económicas tomadas por el oficialismo durante este 2016 representaron sin dudas, un golpe al bolsillo de los electores en general, que se sintió más fuerte en los sectores medios y bajos de la población, sin embargo, una merma en la condición de vida en general de la población, no representa un rechazo automático en las urnas.
Las elecciones 2017 son ya el escenario actual en el que la política se desarrolla, en virtud de esta realidad comienzan a verse movimientos de piezas, como el desplazamiento de Alfonso Prat Gay del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas y la renuncia de Isella Costantini al frente de Aerolíneas Argentinas, que se presupone serán seguidos de otros cambios en el gabinete, y una enérgica búsqueda de apoyo externo, ya sea sindical y/o político.
La búsqueda oficial en estos meses será entonces, estabilizar rápidamente esta situación de recambio ministerial y encabezar el proceso de fortalecimiento de la imagen del Presidente ante la fuerte presencia que puede llegar a significar tener en la cámara alta a Cristina Fernández de Kirchner.
La imagen positiva de Cambiemos se sitúa en torno al 40%, evidenciando una caída de casi 20 puntos desde diciembre de 2015, será vital para el Gobierno entonces comenzar a “jugar” con los principales temas de agenda pública, para mostrar fortaleza y a la vez no producir grandes cambios que puedan significar un brusco giro en las políticas públicas y una pérdida de votantes “propios”.
En virtud de esto mismo, la oposición, deberá por un lado, intentar imponer en la agenda nacional los temas que representan las principales preocupaciones de los argentinos y las principales deficiencias del gobierno de Macri.
Pero sin dudas, lo más importante para el bloque opositor, será encontrar el o los líderes que encabecen un movimiento que cuenta con un importante apoyo popular, cercano al 45%.
Los escenarios posibles
Teniendo en cuenta lo analizado, todavía es temprano e inoportuno dar pronósticos para las elecciones legislativas, sin embargo pueden predecirse algunas cuestiones; en primer lugar, lo que ocurra en el aspecto económico durante el período previo a las elecciones será el mayor componente a considerar por parte de un electorado mayormente dividido.
Por otro lado, debe tenerse en claro que lo que ocurra en la Provincia de Buenos Aires será clave de cara a 2019. Al respecto la lucha en este distrito será más fuerte que en el resto de las provincias.
A su vez, la posición de CFK y de Sergio Massa son vitales para las elecciones, tanto por la polarización de votos que puedan significar como para el flujo de votantes de cambiemos hacia otras posiciones.
Por último, la búsqueda del oficialismo será consolidar una mayoría en la cámara de Diputados, y no perder bancas en la cámara alta en aquellas provincias donde el gobierno está en manos de Cambiemos. En este sentido se entiende que la campaña hará base en los principales distritos que en 2015 acompañaron la propuesta de Mauricio Macri.
Lic. Martin Surpin
Analista de CECREDA