Análisis y Desarrollo Político

Estadísticas y cambios sociales: ojos y oídos para comprender la realidad

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Las sociedades modernas tienen una enorme y creciente complejidad: el Estado como administrador y organizador debe intermediar entre necesidades e intereses múltiples, y muchas veces divergentes. Para realizar esta labor es imprescindible contar con herramientas para captar la realidad. Entre estas, se destaca el análisis estadístico.

 

El análisis estadístico es imprescindible por varios motivos. En sociedades de masas modernas, es necesario contar con herramientas que permitan describir fehacientemente las características de la población, sus diferencias internas, los cambios que pueden haber sufrido y los que podrán acontecer. Sin Estadísticas, el Estado se encuentra ciego y sordo. Con el uso actual de los índices probabilísticos, es posible conocer a la población, sus características y sus necesidades con una precisión y velocidad impensada hace años atrás. Esto es fundamental en una sociedad cada vez más dinámica y diversa, con necesidades en aumento.

Un Estado presente necesita darle relevancia al análisis de variables. Si la intención es satisfacer cada vez mayores necesidades, de amplias mayorías, es necesario cuantificar y calificar, dada la enorme dificultad de comprender sociedades tan complejas como la Argentina. El Estado realiza relevamientos –censos y encuestas-; también sistematiza otra información, como la proveniente del recuento de nacimientos y muertes, a fin de realizar las estadísticas correspondientes.

La importancia de esta aplicación no sólo es útil para los Estados, el sector privado también puede también obtener grandes beneficios. Por un lado, puede utilizar los datos públicos relevantes para su sector o su tarea –el Estado realiza encuestas de población, edificios, construcción, consumo, trabajo, industrias, inversiones, y un sinfín de otros temas-. Por otro lado, puede utilizar las bases de datos de estos mismos recuentos para generar su propia información o relevar los datos por sí mismo, sin necesidad de contar con los recursos y logística estatal. De acuerdo a la teoría estadística, con una muestra de a partir de sólo 400 casos, es posible obtener información representativa de una población con un alto nivel de confianza. 

Para que la recolección de variables sea correcta, es imprescindible que se asegure la confidencialidad y anonimato de la misma. En Argentina, la ley de Secreto Estadístico prescribe y asegura que tanto el Estado, como los organismos públicos y privados utilizarán esa información con fines estrictamente me medición. Por fortuna, la mayor parte de la población comprende esta realidad y no adhiere las campañas de quienes han llegado a  recomendar  no responder las preguntas de los censos u otros relevamientos. Estas posturas, más que estar originadas por dudas racionales y atendibles en estos procesos, demuestran un desprecio por el rol del Estado. Si estas ideas tuvieran algún eco, la negativa a informar no perjudicaría a un Gobierno, sino al Estado en su conjunto. Y no se limita al presente, sino que perjudicaría su labor a futuro, debido a que no se podría acceder a la información necesaria para medir la evolución de indicadores a través del tiempo, lo cual además impediría la comparación internacional, necesaria para conocer la posición relativa del país en relación al resto de las naciones. 

La utilidad en la planificación

El análisis también permite al Estado –y no sólo a él- realizar planificaciones a corto, mediano y largo plazo y establecer políticas públicas eficaces con mucha anticipación, adelantándose en gran medida a los hechos, y orientando a los recursos en la dirección adecuada. Las proyecciones demográficas, permiten estimar la forma que tendrá la estructura de la población argentina en los próximos años. 

Por ejemplo, según las proyecciones realizadas por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL según sus siglas), dependiente de Naciones Unidas, ya para alrededor del año 2025 en el país nacerán menos niños que los necesarios para mantener el nivel de la población. Se considera que el nivel de reemplazo, es decir la cantidad de nacimientos que permiten que la población no decrezca es de 2,1 hijos por mujer. Según las estimaciones, la Argentina, que ya cuenta con un bajo nivel de crecimiento poblacional, llegará a ese límite en menos de 15 años. Para decirlo más claramente, en breve, y a menos que se produzca un proceso de inmigración muy fuerte, el país va a empezar a perder población. Estas proyecciones se basan en la Teoría de la Transición Demográfica, que a grandes rasgos y bajo el riesgo de simplificarla establece que a medida que los países se desarrollan, la natalidad baja, como así también el nivel de mortalidad. Esta regla, que se ha venido cumpliendo en todo el mundo sin excepciones, implica que va a haber cada vez una mayor población de edad avanzada y menos jóvenes. Buena parte de Europa Occidental ya está viviendo este proceso. 

Esta afirmación no sólo tiene un interés teórico, sino que es fundamental para proyectar políticas de Estado. ¿Qué pasará con la seguridad social a medida que crezca la porción de población en edad pasiva y baje la población activa?, ¿de dónde se extraen los recursos para pagarle a la primera?. Europa ya es partícipe de este dilema. La solución que han adoptado se realiza fugando por derecha, es decir, perjudicando a los trabajadores. Como es costumbre, estas soluciones no hacen otra cosa que agravar los problemas. Otro interrogante que emerge es cómo se van a organizar los servicios de salud, ya que habrá menos niños y más ancianos que necesitan modalidades de atención completamente diferentes.  Estos cambios también interesan al sector privado. No es lo mismo tener una población potencialmente consumidora compuesta por madres de niños pequeños y jóvenes, que tenerla de adultos mayores, y que en su mayoría serían mujeres, según lo demuestran los mismos estudios.

Datos en lugar de prejuicios

El comprobado descenso nivel de fecundidad en la Argentina, también permite comprender otra utilidad del análisis estadístico: desarmar discursos de sentido común que se instalan, pero que no tiene base en la realidad. Por ejemplo, ¿cuánto se ha dicho sobre que las Asignaciones Universales por Hijo y para Embarazadas provocan que las mujeres se embarazan para cobrar?. No sólo ha quedado demostrado que la cantidad de hijos que tienen las mujeres en el país no para de disminuir en todos los grupos sociales, sino que no ha existido acción estatal de la que se tenga constancia en el mundo que haya podido provocar una reversión en dicha baja. Los datos pueden ser interpretados de diversas maneras, de acuerdo a diversas ideologías y valores. Lo que no puede ser discutido, no al menos con argumentos fiables y coherentes, es la validez de los datos experimentados. Lo mismo se puede demostrar con la proclamada “inmigración descontrolada” que sufre el país. Si uno observa los datos del último Censo Nacional, puede notar que en nivel de inmigrantes está casi en su piso histórico, casi al mismo nivel que en 2001 – sin olvidar que ese dato se tomó en plena crisis, cuando difícilmente alguien hubiera querido venir a vivir a Argentina-. La información pura y dura demuele definitivamente esos discursos, lo único que se puede pretender es engañar o apelar a viejos prejuicios, pero poco tienen que ver con la realidad. 

Un ejemplo de la importancia del análisis

La Asignación Universal por Hijo es un interesante caso para demostrar la importancia del análisis estadístico para la comprensión de los fenómenos sociales y la implementación de políticas públicas. No sólo es precisa la voluntad política para satisfacer una necesidad, sino que también es ineludible comprender cabalmente la problemática a fin de poder atacarla. En ese caso, es imprescindible el conocimiento estadístico de las características de la población ya que es necesario conocer la cantidad de niños que quedaban fuera de los beneficios de las asignaciones familiares. Para establecer la obligatoriedad de la asistencia a clases de los jóvenes y la vacunación para la recepción del beneficio, es crucial haber establecido la relación entre los diversos fenómenos, a fin de que las soluciones se potencien y logren mayores provechos con los recursos disponibles. Esta asociación debe ser clara y comprobable, y no quedar supeditada a presunciones o al “sentido común”, que puede cambiar de una persona a otra. Asimismo, es importante el seguimiento y evaluación del programa y sus resultados, a fin de poder corregir y ampliar o desechar, según sea lo más conveniente. ¿Cómo se podría saber si el programa fue exitoso si no se pueden conocer los cambios en los niveles de desnutrición infantil, asistencia escolar y vacunación, que toman diferentes organismos pero que son recopilados y relacionados por los organismos estadísticos correspondientes?.

Desafíos a futuro

El salto de calidad necesaria consiste ahora en interrelacionar las bases de datos de los diferentes Estados –nacionales, provinciales y municipales- y organismos con el propósito de incrementar la utilización cruzada de la información. Por dar un ejemplo, se podría relacionar la utilización del sistema SUBE para compararla con la densidad residencial o la radicación de industrias en alguna zona, con el objetivo de mejorar el sistema de transporte, por poner un ejemplo práctico y sencillo. Parte de ese trabajo lo está intentando realizar el Estado Nacional, mediante la instauración de programas como el  Sintys.

Cristian Silva
Analista de Cecreda

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