El escenario actual referido a las políticas comerciales del gobierno, ha generado modificaciones en las relaciones de poder entre los gremios y sindicatos, así como también entre las empresas y el poder central. Ello implica cambios en la dinámica de las capacidades de negociación y en las relaciones institucionales de los actores económicos y sociales.
Desde principio de 2012, desde el gobierno central se han implementado políticas de desarrollo económico nacional que no han dejado indiferentes a los distintos actores sociales y económicos, especialmente, a los gremios y sindicatos de trabajadores y a las empresas del sector privado. Dos de las políticas que han generado mayor impacto han sido la industrialización por sustitución de importaciones y el control de la compra interna de la divisa del dólar.
La política de sustitución de importaciones obviamente no es nueva. Ha sido aplicada durante los 50´ y 60´ en distintos Estados latinoamericanos con resultados considerables hasta que la crisis del petróleo del 73´ modificó las variables macroeconómicas internacionales.
En el caso actual de Argentina, las políticas de incentivo de la industria interna por medio de la reducción de importaciones específicas y la instalación de mecanismos institucionales de control como son las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas para la Importación), sumado a las restricciones a la venta del dólar, han provocado reacciones por parte de los actores involucrados ante los incentivos del Gobierno. Las estrategias de los actores vinculados al desarrollo nacional -como los sindicatos y las empresas- están adecuándose al modelo.
En primera instancia la actividad sindical podría verse transformada e fragmentada debido a los cambios en las reglas del juego. Esto puede observarse en las iniciativas de los gremios de trabajadores representativos de la Asociación Obrera de Textiles (AOT), cuyo secretario general es Jorge Lobais, y de la Unión Obrera Metalúrgica, con intenciones de formar una confederación industrial fuera de la tradicional CGT. Las medidas económicas del gobierno impactan en la actividad sindical dado que si las grandes industrias nacionales aumentan su relevancia, sus gremios y sindicatos también lo hacen presionando por mejorar su capacidad de negociación colectiva.
La propuesta de establecer una Confederación de Gremios Industriales fue confirmada por Jorge Lobais en el diario Página 12 el 20 de febrero pasado, en la que se puso de manifiesto la intención de integrar otros gremios como el de SMATA. La nueva Confederación de Gremios Industriales, a diferencia de la actual CGT, estaría más dispuesta a dialogar con el Gobierno. Al parecer, el nuevo bloque gremial de Lobais y Caló hace pensar en una estrategia de desplazamiento de Hugo Moyano, aunque los anteriormente mencionados, en sus declaraciones públicas, lo niegan.
Por otra parte aun no queda claro el futuro de las relaciones de las empresas importadoras con el Gobierno; aun no ha surgido iniciativas de acción de los empresarios del rubro frente a las barreras comerciales. En este caso, existe preocupación a raíz de los problemas emanados de las políticas de desarrollo, como el recorte de acceso a insumos para la producción, las demoras en importaciones que no han sido aprobadas o que no han cumplido con las DJAI y las restricciones al dólar, que dificultan la adquisición de las divisas para pagar los bienes importados.
En este sentido, el desarrollo de los sindicatos y gremios básicamente se irá entramando con el desarrollo de las empresas de las cuales sus trabajadores forman parte. Las políticas comerciales gubernamentales reconfigurarán no sólo el poder de las empresas nacionales sino además de los sindicatos. Habrá que ver de aquí al futuro, cuáles serán los contrapesos institucionales que equilibrarán las relaciones de poder entre los actores políticos, económicos y sociales.