En la gestión de un negocio existen infinitas variables, algunas previsibles y otras no, y también el empresario pyme ha aprendido a lo largo de estos años a surfear entre las olas de las adversidades, tanto que sigue siendo admirado y muchas veces, envidiado por su impronta y creatividad.
Pero aquí quiero detenerme en este punto y es que esto también nos diferencia, a veces mal de otros empresarios; y también que pocas veces sabemos ordenar y normatizar esos logros en acciones repetitivas y eficaces, o sea, esa misma impronta en la gestión de nuestras organizaciones
Es como si después de haber pasado la tormenta o resuelto la dificultad, nos olvidáramos de cómo habíamos resuelto brillantemente algún problema, hasta que volvemos a tropezar de nuevo con la misma dificultad o dilema.
Sin duda, y como siempre ocurre, vamos a salir más resilientes de esta dificultad, pero con una profunda crisis de valores éticos, económicos y morales que nos van a llevar a gestionar las organizaciones de otra forma, a revalorizar el teletrabajo, a priorizar la informática, y lo más importante nos está obligando a trabajar en estructuras aplanadas con liderazgos más flexibles e inteligentes.
El liderazgo que hasta ahora conocíamos como autocrático está entrando en crisis en el mundo, basta ver los modelos de liderazgo en diferentes lugares y como se presentan ante las dificultades a que los somete la pandemia.
De Pree considera al verdadero liderazgo como un arte y dice que los verdaderos líderes al igual que los mejores músicos, a veces se transforman en fuente de inspiración, y como buen francés, además agrega su cuota de romanticismo, cuando manifiesta que al igual que la belleza, también el equilibrio y la armonía dentro del proceso decisorio debían formar parte de la administración, buscando siempre 3 cosas en lo que se emprende, renovación, innovación y vitalidad para que las soluciones a las que se arribe resulten perdurables.
Sería bueno aprovechar estas urgencias que nos demanda la misma y que seguramente va a pasar como pasan todas, para revalorizar y rediseñar herramientas que tiene toda administración y que muchas veces no usamos, sobre todo las de tipo estratégico como el manejo de escenarios posibles pero de verdad, no como un juego virtual; la planificación seria e integrada a todas las áreas, de abajo hacia arriba, como debe ser; la ejercitación de toma de decisiones críticas, que es mil veces más eficaz que cualquier capacitación y/o coaching, y asi podemos seguir hasta el infinito.
Hoy más que nunca están en juego las culturas corporativas, los valores fundacionales de un negocio y la decisión de ser empresario responsable o especulativo; de tomar decisiones económicas adecuadas y sustentables, pero también con la responsabilidad social que los tiempos demandan.
Geertz digno discípulo de Parsons era el que afirmaba que la cultura era en definitiva un sistema de símbolos, un producto de la mente, en definitiva, decía “…un conjunto de significados en virtud del cual los seres humanos interpretan sus experiencias y orientan sus acciones…”
Los individuos a veces ante la falta de liderazgo o frente a un liderazgo ambiguo y ante la incertidumbre, toman sus propias decisiones , a veces erróneas, esperemos que eso no ocurra, y sepamos conducirlos y también a nuestras organizaciones adecuadamente.
Lic. Jorge Joaquin Silva
Lic. en Administración de Empresas
Lic. en Psicología