Si tuviera la posibilidad de analizar cuál es la principal fortaleza con la que hoy cuenta el sector comprendido por la Pequeña y Mediana Empresa Argentina, sin dudas, podría asegurar que es la calidad de los productos y servicios que ofrecen al mercado. Esta característica no solo es exclusiva de la Pyme, sino también del Emprendedor y la Microempresa. Dado que si esto no fuera así, el ciclo de vida de estas organizaciones no se prologaría a lo largo del tiempo.
Las Pymes de Argentina han ido acentuando su desarrollo, desde los primeros años de este nuevo siglo. Anteriormente, las políticas de libre mercado, sin acciones proactivas hacia el sector y con un escaso desarrollo del mismo, hicieron que las Pymes se vieran afectadas seriamente hasta el punto de dejar como saldo cierres y reducciones en la oferta de algunas industrias.
Las nuevas políticas y la limitación al desenfrenado libre mercado permitieron el renacimiento y desarrollo del sector Pyme. Llegando, en la actualidad, según el Ministerio de Industria de la Nación, a representar el 98% de las empresas, brindado el 60% de los puestos de trabajo y alcanzado una venta total anual del 45%.
Esta situación en donde se ha generado un espacio para el crecimiento del sector Pyme y respondiendo este último con la colocación, en el mercado, de productos y servicios que cumplen con los requisitos del cliente; hace necesario y obliga a continuar en el desarrollo del mismo. Hoy, el brindar un producto/servicio que satisfaga al cliente, se torna un “derecho adquirido” para el mismo y para las otras partes interesadas que se vinculan con la organización (empleados, accionistas, sociedad, medio ambiente, proveedores, complementadores, etc.). Con lo cual, se debe avanzar en cuestiones que no se relacionan directamente con el producto/servicio, sino con temas que le suman mejoras de manera indirecta y que derivan de una correcta planificación a mediano y largo plazo, lo que es hoy una de las principales carencias del sector, lo cual no permite avanzar hacia un análisis estratégico de su organización y hacia la visión o situación futura deseada.
Evidentemente la falta de análisis estratégico, no es una situación deseada por el empresario Pyme, sino una consecuencia de que su tiempo es consumido por situaciones operativas de la organización y/o dando respuestas a situaciones del día a día, que merecen una resolución inmediata.
Entonces, habiendo llegado a esta etapa de desarrollo y de incidencia de la Pyme en la economía Argentina, es necesario el acceso a espacios de cooperación público/privada en donde se analice, se evalúen alternativas y se implementen acciones estratégicas para este sector.
Estas acciones deben tener un prioritario y único fin: “generar Valor al cliente y a otras partes interesadas”. Haciendo que el objetivo que se plantee analizar, para luego evaluar su aplicación, deba estar relacionado con crear valor al cliente y/o algún tercero que se vea involucrado directa o indirectamente, voluntaria o involuntariamente. Si respetamos este concepto, decisión que implementemos, ocasionará recíprocamente valor a la organización y /o al sector que lo ejecute.
Julián Candermo
Analista de CECREDA.