Diversas variables muestran que con las nuevas políticas en marcha el país se encuentra más expuesto a turbulencias externas, aunque mejoró su capacidad de implementar políticas contracíclicas. Luego de la crisis de inicios de siglo la Argentina experimentó un proceso de fuerte crecimiento, reflejo parcial del auge de los precios internacionales de las materias primas, con resultados positivos en la cuenta corriente de la balanza de pagos, lo que implicó cierto ahorro de dólares.
No obstante, el país no pudo llevar a cabo un cambio de estructura productiva que le permita superar los históricos problemas que la aquejan y no le permiten tener un crecimiento sostenido y estable en el tiempo.
La economía local luego de la crisis financiera de 2008-2009 se recuperó rápidamente ayudada por una nueva suba de los términos de intercambio. Pero en los años subsiguientes, acompañando la baja de esta misma variable, la economía padeció problemas de crecimiento.
Diversos organismos han manifestado su preocupación por la vulnerabilidad de las economías emergentes desde el cambio de contexto internacional, que puede ubicarse hacia 2014 cuando caen los términos del intercambio del país y la moneda local se deprecia.
IED y deuda
La inversión extranjera directa (IED) presenta cierta previsibilidad en su dinámica a lo largo del ciclo económico, pero también implica un rendimiento determinado, frecuentemente superior a las colocaciones estrictamente financieras por cuestiones de riesgo y liquidez, que compromete la disponibilidad de divisas en el tiempo, por lo que supone cierta simetría a los instrumentos de endeudamiento tradicional. Luego de la crisis de 2001, esta variable tuvo un leve crecimiento, pero a diferencia de otros países de la región, Argentina no tuvo un gran flujo que haya variado su forma de financiamiento tradicional. El gobierno de Mauricio Macri obtuvo en los primeros seis meses del año la misma cantidad que se recibió durante todo el 2015.
Durante la posconvertibilidad, más allá de la no resolución del capítulo de los “fondos buitres”, se redujeron los pasivos externos. No obstante esta virtud, el país ha caído en déficit de cuenta corriente desde 2010 lo que nos dice que la fuga de capitales empezó a jugar un rol preponderante, junto a la fuerte propensión importadora del país. Los cambios del gobierno actual en este ámbito son radicales: decidió hacer uso del bajo endeudamiento que dejó la gestión anterior (ya pensando en las elecciones de 2017) con el agravante de que buena parte de la deuda emitida es en moneda extranjera (75%) y para gastos corrientes.
Midiendo la vulnerabilidad externa
La heterogeneidad productiva, propia de la histórica inserción mundial argentina y la lenta difusión del progreso técnico a escala internacional, causan déficits comerciales y financieros. Los canales de inestabilidad que juegan en nuestro país pueden separarse entre los reales (cambios en los términos del intercambio, variación del crecimiento de socios comerciales como Brasil) y los financieros (fluctuaciones de la inversión externa).
En lo que refiere a la vulnerabilidad real, la CEPAL realizó un informe en el que mostró que en nuestro país aumentó muy levemente luego de la crisis de 2008-2009, debido a una mayor concentración exportadora. El informe comparó los promedios de exportaciones de productos primarios sobre el total exportado de los años 2005-2007 con los de 2013-2015. Lo mismo realizó para el caso de la vulnerabilidad financiera tomando deuda externa e IED, netas de reservas, sobre el total de créditos de la cuenta corriente, y comprobó que esta también aumentó muy levemente. En relación a otros países sudamericanos, las variaciones de los resultados fueron mejores en lo que hace al aspecto real (1% vs 13%) que al financiero (3% vs -16%).
En los primeros nueve meses del año en curso, la exportación de productos primarios subió un 14% y fue el único de los rubros que creció en el período. De este modo, podemos concluir que la vulnerabilidad real de la economía se agudizó, ya que es más dependiente de este tipo de productos para conseguir divisas. Respecto a los efectos de la nueva administración en lo que hace a la vulnerabilidad financiera, como vimos, creció por las variaciones positivas de la deuda externa y de la IED.
El trabajo realizado por la CEPAL además tomó dos variables coyunturales que reflejan el margen de maniobra contracíclico de cada economía: el resultado de la cuenta corriente, como medida de la necesidad de financiamiento externo, y la prima de riesgo país (computada a partir del EMBI). En cuanto a esta última variable la Argentina junto a Venezuela fueron las únicas excepciones de la región, presentando niveles altos durante la posconvertibilidad, lo que les significó un acceso costoso a financiamiento externo. En este aspecto, la nueva gestión puede mostrar resultados positivos, ya que redujo un 50% el sobrecosto diferencial del país. Respecto a la cuenta corriente, ya vimos que se deterioró desde 2010; en los primeros seis meses del año esta presentó un importante déficit, aunque 8% inferior al del año pasado. En resumen, mediante estos dos indicadores podemos decir que el país mejoró levemente su capacidad de implementar políticas contracíclicas. Vale aclarar que, dado el cuadro recesivo, a la par incrementó la necesidad de utilizarlas.
Reflexiones
Los países de la región exhiben una mayor vulnerabilidad que en el período inmediatamente anterior a la crisis subprime. En nuestro país esto se repitió, aunque de un modo mucho más suave en la esfera real. En la financiera, la falta de acceso al crédito internacional y la baja recepción de IED contribuyeron a deteriorar el panorama del balance de pagos, limitando los grados de libertad del gobierno anterior.
El BCRA en su último informe de política monetaria enumeró los principales riesgos del escenario internacional: posibilidades de empeoramiento de los términos de intercambio, subas de tasas de interés de economías desarrolladas, potencial mayor desaceleración en China y evolución incierta de Brasil, contexto de bajo crecimiento global, elevados niveles de deuda de economías avanzadas y emergentes, persistencia de dudas sobre la solvencia de bancos europeos, correcciones en precios de activos financieros… Un panorama mundial poco agradable.
Las políticas de la nueva gestión posibilitaron resolver algunos problemas, pero asimismo crearon otros que, dada la inestabilidad mundial, contienen riesgos latentes difíciles de cuantificar. Como establece el trabajo citado, a diferencia de los 90´ la prevalencia de un régimen económico más flexible confiere cierto margen de maniobra, pero el contexto de mayor vulnerabilidad externa tenderá a dificultar la posibilidad de aumentar las fuentes internas del crecimiento, que pueden resultar vitales ante la retracción de la demanda global.
CHINA Y SU 11/12
La aparente panacea que implicó la emergencia de China no fue tal: podemos ver que las políticas del país asiático tuvieron efectos perniciosos para la región. El día 18 de Octubre en la segunda jornada del “Congreso Internacional de Economía y Gestión” (ECON 2016), organizado por la FCE-UBA, participó Marta Bekerman, prestigiosa investigadora del CONICET, quien consideró que desde la posconvertibilidad, Argentina fue la economía sudamericana que más sufrió el impacto comercial chino y alarmó respecto al creciente desvío de comercio que está ejerciendo China en el comercio industrial entre Argentina y Brasil. Recalcó que los países latinoamericanos están padeciendo las consecuencias regionales de no negociar de forma grupal ante China y señaló esto como esencial ya que Argentina posee una dependencia industrial respecto al mercado regional. También manifestó la urgente necesidad de desarrollar mecanismos paraarancelarios con los cuales frenar las invasiones de productos de bajo precio. En este sentido, el especialista Ricardo Carciofi hizo hincapié en que el 11 de diciembre será una fecha clave para el futuro de la potencia, ya que buscará ser reconocida como economía de mercado por la OMC, lo que de concretarse, mermaría la defensa de las economías frente a las exportaciones de este país.
MERCOSUR: BALANCE Y CAMBIOS
También en el marco del ECON 2016 distintos profesores de la FCE-UBA discutieron la situación del MERCOSUR. Ricardo Martinez remarcó el déficit de especialización que existe en el área. Jorge Lucángeli indicó que, a pesar de los escasos avances logrados respecto a la visión que le dio origen, el MERCOSUR cumplió una función importante en el desarrollo de las economías que lo componen. Asimismo, expresó que una de las falencias originarias del acuerdo regional, que derivaron en la pérdida de relevancia del mismo, fue el no asignar un tratamiento particular a las manufacturas, y circunscribirse solo al sector automotriz. Paula Español, ex-subsecretaria de comercio exterior, manifestó que Brasil presentaba excesivas dificultades para el avance de la integración en los últimos años. Respecto a un posible tratado con la Unión Europea, indicó que la oferta en lo que hace al sector primario fue sumamente pobre, lo que dio por frustradas las negociaciones en 2014. Daniel Heymann, por su parte, indicó la necesidad de avanzar en procesos de producción comunes en el área regional, rechazando la idea de ir al librecomercio, ya que esto resultaría pernicioso.
Cambiemos
Uno de los problemas de la reprimarización de las exportaciones pasa por dañar uno de las principales virtudes de la economía argentina. Como afirman, Martín Abeles y Sebastián Valdecantos, autores del documento de la CEPAL, a diferencia de otros países de la región, el país posee un sector manufacturero que reduce el peso de las exportaciones de bienes primarios en las exportaciones totales, haciéndolo así menos vulnerable a los cambios en los precios de estos. Así, es menester definir una estrategia productiva nacional y regional ante la reprimarización.
Una correcta gestión macroeconómica contribuye a atenuar efectos de las vulnerabilidades analizadas. No obstante, son las políticas industriales y tecnológicas las que resuelven el problema de fondo, y estas requieren largos períodos e ingentes inversiones. Es positivo que el gobierno se muestre activo en el diálogo con empresarios. Difícilmente en un mundo cada vez más concentrado en menos corporaciones se pueda lograr desarrollarse de un modo autónomo a estas. Lo importante es que compatibilice los intereses nacionales con los privados, porque los argentinos ya comprobamos que el crecimiento no siempre derrama. Así que bienvenida es la llegada de mayor cantidad de IED, pero es bueno saber que no será beneficiosa si no viene acompañada de suficientes efectos positivos en la economía real, en términos de cambio estructural y transferencia tecnológica.
Por otra parte, es por lo menos llamativo que más allá de todas las turbulencias que enumera el BCRA, sea el mismo organismo el que se empeñe en considerar que hay perspectivas favorables del contexto internacional para nuestro país, basándose solo en una recuperación que aún no es (como la brasilera) y en la posibilidad de endeudarse barato. (¿barato?)
Pero más allá de todo esto, decir vulnerabilidad de la economía argentina es un eufemismo, un abuso al lenguaje que realizamos los economistas. Los que terminan siendo vulnerados son personas de carne y hueso, habitualmente ya marginados de la sociedad. Es reconocido que una nación puede considerarse desarrollada cuando presenta bajos niveles de desigualdad en las condiciones de vida de su población; por el momento buena parte de las políticas aplicadas por el gobierno parecen desconocer este punto. Si bien es comprensible la idea de que el consumo tiene que tener un límite y no sacarle lugar a la inversión, predicar esta idea haciendo una transferencia de fondos regresiva en medio de un déficit fiscal relevante, con elevados niveles de pobreza y deterioro de la distribución del ingreso, puede salirnos demasiado caro y es un tanto obsceno.
Pablo Añes
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