«La medición es el primer paso para el control y la mejora. Sino se puede medir algo, no se lo puede entender. Si no se lo entiende, no se lo puede controlar. Si no se lo puede controlar, no se lo puede mejorar» (H. James Harrington)
Una cosa es cierta: en el campo de la metodología, hay bastante escrito sobre la importancia de la construcción de indicadores, con información detallada acerca de cómo medir distintas variables de crecimiento económico y desarrollo social. El empresario, sin embargo, a menudo no posee una cultura para incorporar los indicadores a la gestión. Dado que la Evaluación se encuentra al final del proceso de planificación y los tiempos de la gestión económica son tiranos, las formas de evaluación se omiten. Implementar una medición es una tarea tediosa y el verdadero beneficio es percibido luego de un tiempo de trabajo arduo.
La inversión en tiempo del gerente o del dueño de la empresa es elevada para implementar a conciencia un tablero de comando. Se prefiere continuar con lo cotidiano pues no estamos acostumbrados a sentarnos a pensar qué es lo importante y lo fundamental para aumentar la productividad de nuestra actividad.
Implementar indicadores tiene muchas ventajas. Para enumerar sólo algunas de ellas, podemos mencionar:
- Brindan un conocimiento profundo y detallado acerca de cómo funciona todo en nuestra empresa. La implementación de indicadores nos lleva paulatinamente a conocer la actividad que desarrollamos de una manera detallada e íntima.
- Permiten detectar cuáles actividades son importantes, cuáles son las que agregan valor, lo que concluye indefectiblemente en un diagnóstico de la empresa.
- Alinean voluntades y esfuerzos hacia el logro de objetivos concretos, minimizando actividades innecesarias que no agregan valor. Permiten entender a la empresa.
No son muchos los indicadores necesarios para controlar los aspectos importantes de una empresa, aun para grandes plantas industriales con procesos complejos. En general, los vitales no suman más de cuatro o cinco. La mayoría de las publicaciones existentes sostienen que los conjuntos de indicadores más usados tienen que ver con cuatro aspecto principales: el financiero y económico, la satisfacción del cliente, aspectos internos (procesos de producción y operativos) y finalmente recursos humanos, crecimiento interno y desarrollo.
Hay muchos ejemplos de los beneficios de la implementación de indicadores. Las compañías exitosas gestionan históricamente su actividad solo a través de indicadores. Esta información almacenada, con el tiempo, además de servir oportunamente para la toma de decisiones y gestión cotidiana, sirve para pronosticar con mayor certeza los resultados de nuevas acciones como por ejemplo una campaña de marketing o la modificación de algún proceso productivo, ya que se dispone de la información de los procesos claves anteriores.
Si la empresa cuenta con indicadores, los equipos de trabajo orientan su actividad automáticamente a mejorar los resultados: los estudian, los desmenuzan, los entienden y, de manera consciente, alinean sus esfuerzos para mejorarlos. El personal trabaja más relajado al saber que conoce con certeza cuál es la situación. Los comportamientos de las personas dependen muchísimo del sistema de medición que utiliza una organización para gestionar su actividad. Esto influye tanto sobre personas internas como sobre personas externas a la organización.
Considero fundamental capitalizar la experiencia de gestión vía análisis de indicadores para mejorar los desempeños y resultados de la empresa. Esta herramienta, no sólo debe incorporarse a las grandes empresas sino, especialmente, en las pequeñas y medianas empresas para desarrollar y consolidar la trama productiva del país.