Notas de Opinión

Los discursos presidenciales y la ‘sintonía fina’, de los dichos a los hechos

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Una de las frases más recientes esbozada por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y que ha repercutido con mayor ímpetu en los diferentes medios de comunicación, ha sido: “vamos a poner sintonía fina en la economía”.

Este estilo metafórico y particularmente gráfico que la presidenta ha esgrimido en diferentes discursos y lugares, ha resultado sin duda eficaz en lo que hace a su impacto en la opinión publica.

Cristina Fernández toma cada frase o metáfora como una señal, como un faro, que hace que sus funcionarios directos re-orienten su gestión, y a su vez, con su propio accionar, compromete e involucra a todos los demás actores sociales: la justicia, el parlamento, la industria, los sindicatos, y las organizaciones no gubernamentales.

La Presidenta se ha planteado -y nos ha planteado- una gran visión, a partir de la cual con cada “simple” frase o metáfora, nos señala y recuerda el rumbo. No debe escuchársela entonces con liviandad porque cada frase o metáfora representa hitos, grandes objetivos que acercan a esa gran visión que en cada discurso de Asamblea Legislativa plantea. En ese espacio discursivo, aparece muy claramente qué Argentina piensa y la mandataria propone a los ciudadanos.

Se observa, de esta manera, la importancia capital del poder de las palabras de un dirigente político, máxime si se trata de la Presidente de la Nación. 

Todo el arco opositor, integrado por diferentes poderes empresarios, sindicales, mediáticos, políticos y sociales, tiene muy en claro la diferencia entre lo importante, lo estratégico y lo que no lo es; ellos también tienen su visión del país que quieren y que desean alcanzar.

Un viejo conocido y experimentado investigador austríaco como Drucker decía que para que una acción política resulte ser totalmente innovadora, debe contar con la capacidad de un dirigente que reúna tres requisitos: que detecte o descubra qué cambiar, que se atreva a llevarlo a cabo y que, finalmente, organice los recursos para efectuarlo. 

En el marco de la batalla cultural por el significado de las palabras y la imposición de las categorías con las cuáles interpretar los hechos sociales, lo recomendable es leer todo y a todos, escuchar todo y a todos, pero no fiarse absolutamente de la totalidad de los discursos; responder a la percepción individual que tenemos de la realidad, ese recorte imaginario que hacemos de la misma y crear nuestro propio escenario de la realidad, para marcar una agenda propia, con conciencia sobre los significados que avalamos.

Jorge Silva
Analista de CECREDA.

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