Día a día se suceden anuncios desde distintas carteras del gobierno que refuerzan nuestra convicción sobre la clara orientación productivista adoptada para proyectar la economía del país. A pesar del obstáculo que la pandemia significó para el desarrollo – local y mundial – en nuestro país la industria creció un 7,9% en enero, con sectores que mejoraron hasta un 20% respecto de 2019 (según el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Producción de la Nación )
Pero esta recuperación es apenas un síntoma positivo. Queda mucho camino por delante para empezar a consolidar una reconstrucción significativa que reverbere en la experiencia cotidiana de los argentinos. De hecho, mientras se sientan las bases para un relanzamiento de la actividad industrial, lo urgente es la recomposición del mercado interno.
En este contexto es convocado el Consejo Económico y Social. Para redefinir las relaciones entre salarios, precios y tarifas. Para sentar un nuevo contrato distributivo que permita la posibilidad de pensar en un crecimiento sustentable. Pero esta discusión debe superar las expectativas de la inmediatez y accionar sobre la estructura económica per se. Resulta entonces un momento inmejorable para plantear la necesidad de acordar políticas productivas a largo plazo que garanticen el insumo indispensable para crear futuro: previsibilidad.
Los empresarios PYMEs necesitamos previsibilidad. Necesitamos un marco normativo consensuado que nos permita planificar nuestras inversiones independientemente del signo político gobernante. Porque lejos de los lugares que nos asigna el sentido común de la desindustrialización, los empresarios PYMEs creemos en la inversión productiva y el desarrollo de una industria nacional de excelencia que mejore las condiciones socioeconómicas de nuestro pueblo mientras construye soberanía.
Necesitamos estabilidad para crecer. Crecer para generar más puestos de trabajo. Más puestos que generen mejores salarios. Mejores salarios que robustecen el mercado interno. Necesitamos reinsertarnos en el círculo virtuoso del crecimiento con inclusión. Y la única manera de garantizar este camino es mediante la acción conjunta de todas las gremiales empresarias y los sindicatos de trabajadores.
La historia argentina ha demostrado que oscilar entre proyectos industrializadores y matrices de especulación financiera es un fenómeno, cuanto menos, esperable. Como también ha quedado de manifiesto que los modelos productivistas generan condiciones que favorecen la movilidad social, aumentan las tasas de empleo y crean escenarios de estabilidad social. En esta línea debemos insistir para consolidar políticas económicas a largo plazo que aseguren la continuidad de un proceso de desarrollo inclusivo a pesar de las embestidas neoliberales.
Ahora es el momento de las PYMES.
Mauro Gonzalez
Presidente
Centro Estrategico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino (CECREDA)
Empresario Pyme Textil
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