En un marco de recesión suave, el Poder Ejecutivo ratificó el modelo K de incentivar la demanda con un programa de créditos a la compra de autos. El plan para encauzar la economía en medio de las negociaciones con los buitres y el regreso al crédito intenacional.
El pasado lunes 23 el Gobierno anunció el lanzamiento del Pro.Cre.Auto, un programa de financiamiento para la compra de una serie de modelos de automóviles cero kilómetro a tasa subsidiada por el Banco Nación y con una cuota mensual que en algunos casos llega a la mitad de la que cobran las automotrices a través de sus planes. De esta manera se busca dar respuesta a la fuerte caída que sufrió la producción automotriz, uno de los sectores que supo ser de los más dinámicos del ciclo kirchnerista. Pero también se inscribe dentro de una serie de políticas públicas que se vinieron llevando adelante, destinadas a sostener el mercado interno mediante la incentivación de la demanda. Cuando en enero de este año el equipo económico dispuso una fuerte devaluación que llevó el dólar a 8 pesos y que obligó a subir las tasas casi al 30 por ciento, muchos analistas mediáticos se anticiparon a anunciar un giro hacia la ortodoxia económica y la aplicación del ajuste clásico de otros tiempos para superar la crisis económica. Sin embargo, desde entonces el Gobierno puso en marcha el Plan Progresar –destinado a los jóvenes que no tienen acceso al estudio ni al trabajo–, profundizó el financiamiento del plan Procrear para sostener la construcción y la creación de viviendas, reforzó el control sobre el trabajo no registrado con la sanción de una ley, lanzó una serie de créditos a pymes a tasas subsidiadas y activó fuertes incrementos a las asignaciones familiares y a la AUH. Toda una batería de acciones que están muy lejos de las recetas económicas neoliberales y que buscan garantizar el empleo y la inclusión social.
“Casi al mismo tiempo que se produjo la devaluación, el Gobierno lanzó el Plan Progresar, lo cual fue una pauta clara de que el Estado iba a seguir interviniendo y que iba a estar direccionado a mejorar la distribución del ingreso y aumentar la demanda agregada”, asegura a Veintitrés el economista Martín Burgos, investigador de Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar). Para Marcos Leonetti, economista del Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino, el Gobierno devaluó en enero porque “había un objetivo de urgencia que era bajar la presión del dólar, lo cual trae aparejado consecuencias negativas como es el enfriamiento de la demanda”. Sin embargo, entiende que las medidas que se tomaron posteriormente estuvieron focalizadas hacia los más desprotegidos. “El aumento de la AUH, las asignaciones familiares y la firme decisión de bajar los índices de trabajo en negro apuntan claramente a los sectores medios-bajos que son los primeros que sienten los efectos negativos de una devaluación”, agrega. Leonetti incluso no cree que la suba que se produjo de las tasas tenga un fuerte efecto recesivo, de acuerdo a las características que presenta la economía argentina. “El impacto no es alto ya que la bancarización en nuestro país no supera el 26 por ciento”, asegura.
Leonetti señala al programa Precios Cuidados como otra de las medidas que ayudan a sostener la demanda y cuyo efecto va más allá de contener la inflación. “Los sectores de altos ingresos también han empezado a consumir los productos que están bajo este programa y a su vez dejan de consumir los que están destinados hacia ellos. Se trata de un fenómeno interesante porque alcanza a toda la economía una nueva forma de entender los precios. La Argentina tiene cultura de no importarle lo que le están cobrando con los precios mientras pueda pagarlo. Pero el programa Precios Cuidados transformó esa lógica. Sirvió para preguntarse si esto que me quieren cobrar es lo que realmente vale. Necesitábamos un planteo por ese lado. Para mí es uno de sus logros más importantes”, afirma.
Con respecto al El Pro.Cre.Auto, tuvo una excelente recepción de todos los sectores vinculados con la actividad industrial. El vicepresidente de la Asociación de Concesionarias de Automotores, Rubén Beato, estimó que las ventas pueden llegar a aumentar “entre 55 y 60 por ciento” y con respecto a los precios aventuró que “más o menos, van a estar 5 por ciento abajo de lo que fueron el mes pasado”. Desde el sector industrial, el titular de la UIA consideró que “como señal es muy buena, es una medida para aplaudir y da tranquilidad para un sector que venía con algunos problemas”. El secretario general de Smata, Aldo Pignanelli, señaló entre las ventajas del plan que “permitirá recuperar rápido los puestos de trabajo. Entre lo que van a crecer las ventas a Brasil luego del acuerdo entre ambos países y el plan de créditos blandos, vamos a estar entre 720 mil y 740 mil unidades producidas en los próximos 12 meses”, calculó el dirigente gremial. El empleo fue una de las aristas en las que más pegó la caída de la actividad automotriz. Si bien no se llegaron a destruir puestos de trabajo, se produjeron suspensiones en las plantas terminales y las autopartistas y reducción de las jornadas laborales con la eliminación de las horas extras.
El Pro.Cre.Auto alcanza a 18 modelos de autos y 26 versiones, lo que representa un 28 por ciento del mercado. Hay tanto modelos económicos como el Clío de Renault o el Classic de Chevrolet, medianos como el Ford Focus o el Honda City, y camionetas como la Toyota Hilux y la Amarok de Volkswagen. El programa tiene un tope de 120.000 pesos y financia hasta el 90 por ciento del valor del auto. Los beneficiarios deben tener un ingreso neto mínimo familiar de 8.400 pesos mensuales para los clientes del Banco Nación (la entidad que financia el plan) y de 8.807 para los no clientes.
Más allá de los efectos positivos que en lo inmediato puede generar el Pro.Cre.Auto, Burgos advierte que la estructura productiva en la que está basada la industria automotriz presenta algunas características que hacen difícil resolver los vaivenes que muestra la actividad. “Las empresas transnacionales piensan la producción de autos a nivel regional, que en nuestro caso se da a través de Argentina y Brasil. Esto implica que varias de las partes que nosotros no fabricamos se fabrican en Brasil, por lo tanto si queremos sustituir importación de autos tendríamos que hacer las partes acá. Sobre todo lo que es motor, que es lo que puede ahorrar divisas. Con lo cual la pregunta es hasta dónde podemos tirar de la cuerda con Brasil y negociar con ellos sin romper el Mercosur”, se cuestiona Burgos. “El automotriz es un mercado muy oligopolizado, por lo tanto es muy difícil que un auto sea rentable si se lo hace cien por ciento en la Argentina”, afirma.
Cabe preguntarse si este conjunto de medidas ayudará para reactivar definitivamente la economía. Leonetti entiende que para recuperar los niveles de crecimiento es necesario que vuelvan las inversiones, especialmente de capital nacional. “Lo que tenemos que hacer es resolver el tema de la inflación para que los dólares que están en el colchón, en Uruguay o en paraísos fiscales de los argentinos se vean tentados de volver al país. Bienvenidas todas las inversiones extranjeras que vengan pero tendría que ser un objetivo de este gobierno y del que lo suceda tentar en el buen sentido a los capitales argentinos para que los traigan y que les rinda. Que encuentren que este es un buen lugar para invertir porque acá sigo ganando plata. Por eso creo que, controlando la inflación y solucionando el tema de los fondos buitre, el país va a tener una mejor imagen hacia los mercados internacionales de capitales y por lo tanto los mismos argentinos con capitales van a decidirse a invertir”.
Para Burgos, la clave está en asegurar el poder adquisitivo y para eso es fundamental “que los convenios colectivos de trabajo le sigan ganando a la inflación”. Entiende que luego debe venir la acción del Estado que acompañe los aumentos salariales con aumento de la AUH y las jubilaciones para que se mantenga el consumo popular”. El otro eje tiene que ver con el frente financiero. “Si se resuelve el litigio con los fondos buitre y por lo tanto queda despejada la restricción externa, el segundo semestre de este año va a ser mucho mejor de lo que fue el del año pasado”, pronosticó Burgos.
Fuente: http://veintitres.infonews.com/nota-32026-politica-Nafta-al-consumo.html