¿Te pusiste a pensar que existe la palabra maltrato pero no buentrato? – Un argumento simple, un afiche publicitario es suficiente para que miles de personas a diario incorporen esta nueva palabra. Así comenzó la campaña “Por un buentrato a chicos y chicas” impulsada por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y UNICEF Argentina en 2014, con el transporte público y numerosas celebridades como los encargados de difundir estas ideas.
Lamentablemente, el abuso físico y mental de nuestros hijos, su descuido y trato negligente, representan un hábito común y frecuente en la sociedad que compartimos.
La campaña está dirigida a proteger a los niños, niñas y adolescentes y concientizar sus derechos. La iniciativa consta en promover: la inclusión de este grupo tanto dentro del núcleo familiar como en la escuela, desnaturalizar prácticas discriminatorias y erradicar la violencia, tanto física como verbal.
Entre los años 2012 y 2013, los organismos promotores realizaron una Encuesta sobre Condiciones de Vida de la Niñez y Adolescencia, concluyendo que prácticas como el famoso “chirlo”, la paliza “dada a tiempo”, gritos constantes, insultos, denigración e indiferencia, son aún para muchas familias maneras legítimas y efectivas de educación. Pues bien, el objetivo de esta campaña es desnaturalizar toda forma de castigo físico y psicológico e inclusive trasladarlo del plano cultural al normativo.
Es entonces que se pretende dar empuje a la Ley de Prohibición de Castigo Corporal hacia niños, niñas y adolescentes. Ya hace un tiempo que la Organización de las Naciones Unidas insiste en la promulgación de leyes específicas en contra de todo tipo de maltrato infantil, y este esfuerzo sistemático es justamente lo que la Convención sobre los Derechos del Niño, desde hace aproximadamente 25 años, exige a sus países adherentes. Tenemos una clara deuda por saldar.
Si bien, la reforma del Código Civil y Comercial trasluce esta tendencia en su art. 647 donde “Se prohíbe el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes.”, advirtiendo además que “Los progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los organismos del Estado.”, es evidente que precisamos de una ley especial que puntualice ciertas cuestiones relacionadas a la penalidad que debe tener toda prohibición, cuáles son los servicios de orientación que menciona, e incluso pueden demandarse la creación de nuevas instituciones especializadas.
Por supuesto que el cambio no sólo se dará a través de la inclusión de las palabras dentro del diccionario de la RAE. La concientización se aborda desde diversos flancos y esto es, exactamente, lo que están realizando en conjunto UNICEF y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Lo llevan a cabo utilizando diversas herramientas, como campañas gráficas y audiovisuales, charlas en municipios, en fin, políticas públicas que promueven la inclusión social de este sector frágil de la sociedad.
De todas formas, celebramos este gran avance al intentar despegar de nuestro viejo sistema de creencias y nos sumamos a la lucha global a fin de eliminar toda clase de violencia. Sumado a esto, la campaña está recolectando firmas para agregar las palabras “bientratar” y “buentrato” dentro del diccionario de la Real Academia Española (RAE)
El cambio siempre, antes que legal, debe ser cultural, hagamos que buentrato sea parte del diccionario.
Gabriela Jan
Evelyn Espinosa
Comments are closed.