La visita de Barack Obama a nuestro país, programada para los días 23, 24 y 25 de Marzo, es potencialmente un nuevo hito en la supeditación de los intereses nacionales a los lineamientos de las grandes potencias en el marco internacional. Asimismo, dicho encuentro se ve agravado por la polémica fecha en que el mandatario norteamericano fue convocado al país.
Algo que no ha pasado desapercibido justamente es esta paradoja que representa la coincidencia de cumplirse el 40 aniversario de la última y más sangrienta dictadura militar argentina con la visita del presidente del país imperial que asesoraba y financiaba las dictaduras en América Latina mediante el Plan Cóndor.
Para contextualizar, el Plan Cóndor, pretendía no sólo eliminar todo pensamiento de izquierda y por lo tanto opuesto a la ideología de Estados Unidos, sino también la instauración de un plan económico neoliberal, alineado a las pretensiones de ese país. En Argentina, ese propósito fue logrado por medio del disciplinamiento de la sociedad, torturas, robo de bebés y más de 30.000 desaparecidos. Económicamente se buscó un país totalmente liberal, dependiente, desindustrializado y atado a las recetas ortodoxas de los organismos financieros internacionales.
Actualmente, con la asunción de Mauricio Macri a la cabeza del poder ejecutivo, se opera un nuevo giro en la alternancia histórica entre un modelo productivo proteccionista, orientado al mercado interno, y uno liberal, encauzado hacia el mercado externo y neoliberal. A poco de haberse concretado los primeros 100 días de su gobierno, ya se han trazado los primeros parámetros estratégicos para un proyecto de nación que asume pasivamente una posición periférica en el mercado mundial.
Por otro lado, la última vez que un presidente estadounidense pisó tierras argentinas fue en 2005, cuando Bush arribó al país para participar de la IV Cumbre de las Américas. En ese entonces, no hubo un encuentro bilateral entre el presidente argentino –en ese entonces Néstor Kirchner- y el norteamericano, y la situación en el encuentro en Mar del Plata terminó bastante tensa luego de que Kirchner se uniera a la voz de Chávez para decir “No al ALCA”, que precisamente iba a funcionar como maniobra diplomática central que articularía la influencia de EE.UU. en toda la región. Tras su fracaso en la IV Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata del 2005, el proyecto fue fuertemente rechazado por los presidentes latinoamericanos involucrados.
Sin embargo, a pesar de los últimos años de oro de los gobiernos progresistas en la región, es claro que el imperio nunca ha sacado el pie de América Latina, y en la actualidad pisa fuerte, tal como lo confirma el avance de la derecha en este último tiempo.
Agenda de debate:
El presidente Macri tiene en su agenda con Obama discutir sobre la posible intromisión de la DEA (Administración para el Control de Drogas por sus siglas en ingles) en nuestro país. El «panamericanismo y la hermandad en la lucha» se erigen como valores buscados. Ejemplo de esto también es la decisiónde Obama de impulsar la desclasificación de los archivos en el Departamento de Estado sobre la última dictadura argentina.Utilizan demandas históricas de las organizaciones de derechos humanos con peso en la política nacional a fin de dar legitimidad a la estrategia. Y por fuera de Argentina, el clima de «nuevo consenso» se ve en el descongelamiento de las relaciones con Cuba.
En particular, la agenda filtrada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), con la que el gobierno argentino espera a Obama y a su comitiva política-empresarial,recupera en esencia las intenciones del ALCA con el planteo de la integración de Argentina al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica o PTT por sus siglas en inglés. Éste es un acuerdo de libre comercio en el cual ya participan 11 naciones que en conjunto representan el %40 del PBI mundial:Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y Chile (aunque éste último estaría revisando su participación en el mismo debido a la falta de transparencia).
El PTT involucra el levantamiento de barreras tanto arancelarias como no arancelarias para fomentar el comercio entre las naciones, incidiendo en la regulación sobre un gran número de temas: el comercio de lácteos, regulación laboral, derechos de autor y propiedad intelectual, patentes, inversiones estatales, regulaciones vinculadas al uso de internet, medio ambiente, etc.Para que Argentina califique como miembro debe ser «confiable» para el imperio, de esto podría derivarse también la reciente decisión de pagarle a los fondos buitres, el “sinceramiento” del dólar y el salario, el achicamiento del gasto público, etc. Ahora bien, el agravante más característico del PTT, es que sus 30 capítulos fueron negociados de espaldas a las comunidades afectadas, y lo que se sabe al respecto es producto de filtraciones oficiales.
Es un tratado que afecta no sólo la soberanía de los Estados, sino también a los derechos de los trabajadores, la salud de los pueblos, la seguridad/privacidad de los individuos, etc. Buscar la liberalización de las relaciones comerciales no hace más que atar a los países con menor poder a reglas desiguales que los subsumen a espirales de necesidad de financiamiento y deuda, estancamiento, pobreza, desempleo, precariedad. Es otra forma de sometimiento que podría compararse al ya desprestigiado FMI.
Lo que gestan son sistemas económicos abiertos transnacionales totalmente desregularizados, que no haría más que favorecer a las grandes empresas transnacionales en detrimento de derechos básicos como son los laborales, medioambientales, salud, privacidad, etc. e incluso de la soberanía estatal.
En conclusión, la llegada de Obama a la Argentina es una clara victoria de Washington sobre la región, pues marca la concreción del recambio buscado en nuestro país, y el inicio de un segundo momento de injerencia. Pero su visita no es aislada, debe enmarcarse en el desarrollo de una gran agenda internacional mediante la cual los Estados Unidos buscare consolidar su poder hegemónico.
La visita de Barack Obama no es otra cosa sino la frutilla del postre, muestra del inicio de las relaciones carnales del gobierno de Cambiemos con el Imperio Norteamericano, donde el botín es la soberanía de nuestro país.
Analistas de Cecreda.