Comunicados

Rechazo a los dichos del Presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires

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    Desde el Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino – CECREDA – repudiamos las declaraciones de Federico Sturzenegger, Presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, quien expuso que es conveniente una devaluación violenta, intentando influir negativamente con fines electorales de un modo irresponsable e improcedente en la política económica nacional.

     No cabe una justificación técnica o política que respalde al representante de la banca oficial de la Ciudad de Buenos Aires para generar expectativas tan adversas a las políticas de estado vigentes, mucho menos recurrir a la autoridad moral o a su conciencia histórica, recordando sus funciones como Secretario de Política Económica al servicio del nefasto Ex Ministro de Economía Domingo Cavallo, periodo en donde la aplicación de erradas políticas neoliberales generaron una Argentina con un 50% de desempleo, un 25% de pobreza, y una Nación desindustrializada, pero sobre todo, una concepción Estado ausente y sin instituciones representativas donde la crisis del 2001-2002 mereció un ajuste en el tipo de cambio de un 40%, 

     Simultáneamente, rechazamos la injerencia de un funcionario bancario de jerarquía distrital en las políticas económicas de índole nacional. En estos últimos 10 años de gestión, se ha recuperado el Estado Nacional, los Estados Provinciales y sus instituciones, junto a un abanico de órganos descentralizados con el fin de procurar soluciones particulares y adecuadas a los problemas reales desde el territorio hacia la Nación, y no desde Washington hacia la Argentina.

 

El Estado Nacional y todos los Estados Provinciales tienen ministerios de economía con funciones públicas, velando por los intereses de la sociedad.  Declaraciones como las del señor Sturzenegger no dejan más que entrever las intenciones que propone un minoritario sector político, fundamentalmente en defensa de intereses económicos corporativizados y concentrados en la búsqueda de beneficios para pocos.


     En la Argentina, por nuestro entramado productivo, una devaluación abrupta como la que reclamó podría ocasionar una caída de la moneda trasladandose directamente a los precios e influya en la pérdida de poder adquisitivo del pueblo. La devaluación en sí produce una transferencia de recursos de un sector a otro, en este caso, sería una redistribución a favor de los sectores exportadores, mejorando su ecuación económica (abaratando respecto al mundo los bienes nacionales pero reduciendo el valor de los salarios), situación negativa para los trabajadores, y principalmente, un golpe al consumo y al mercado interno.


Llamamos profundamente a la reflexión y a la razón, anteponiendo el bienestar todos los argentinos, por sobre las concentraciones económicas.

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