En nuestro país, el Sector Financiero es uno de los que mantiene los mayores márgenes de rentabilidad en comparación a todos los sectores. Considerando esta situación, es necesario que los bancos y entidades de crédito mantengan sus líneas de financiamientos a las empresas y emprendedores a tasas razonables para contribuir al desarrollo nacional.
En la Argentina los Bancos mantienen un margen financiero en torno al 10% (según el Banco Central de la República Argentina considerando todo el año 2013; el margen financiero se ubicó en 10,3%, aumentando 1,1 p.p. con respecto al año pasado). A su vez, los principales bancos de la plaza mantienen una ganancia en relación a su patrimonio que se ubica entre el 30% y 40% de acuerdo a la entidad. Estos valores son relativamente altos al considerar que las principales aplicaciones de fondos son en créditos al sector privado a través de financiamiento con tarjeta de crédito y préstamos personales a tasas que superan el 45% en promedio del sector. Por su parte, la irregularidad se encuentra en niveles por debajo del 4%. Sumado a estos indicadores, también se destaca que las entidades mantienen constancia (en torno al 40%) en su liquidez amplia (activos líquidos en pesos y dólares más letras y notas, en relación a depósitos).
Expuestos algunos indicadores, se observa claramente que la rentabilidad de las entidades financieras tanto bancarias como no bancarias (estas últimas dedicadas principalmente a créditos personales) es de las más altas de todos los sectores de la economía mientras que su riesgo actual es bajo o moderado. Por este motivo, es fundamental que los bancos mantengan sus líneas de crédito para el financiamiento productivo para todas las empresas, en especial para las pequeñas y medianas.
El sistema financiero es clave para mantener el desarrollo puesto que es espacio en donde se unen el ahorro de las familias y la inversión de las empresas. Para el Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino la existencia de un sistema financiero sólido junto a un mercado de capitales integrado, permite canalizar los ahorros (mediante instrumentos financieros favorables y claros) en inversión marcando el sendero hacia el crecimiento sustentable a largo plazo. La transformación productiva requiere de financiamiento genuino en el largo plazo.