Notas de Opinión

Sistemas de Gestión de la Calidad Cooperativos

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Los Sistemas de Gestión de la Calidad (SGC) basados en la Norma ISO 9001 se implementan desde hace más de 25 años y van a continuar en su crecimiento, a paso firme, dada su aceptación a nivel mundial (hoy presente en más de 160 países) y a su continua adecuación a las demandas del entorno (en septiembre de 2015, se conocerá la nueva versión de la Norma ISO 9001).

Este SGC se caracteriza por su generalidad y por la particular posición que ocupa en su etapa de desarrollo e implementación. La Norma ISO 9001, no debe analizarse de manera sesgada, su estudio no se limita al cumplimiento de requisitos internacionales, sino que corresponde visualizarla como “Columna Vertebral” para la mejora continua de toda la organización, debido a que en el proceso de desarrollo e implementación se tratan temas como objetivos, planificación, requisitos documentales, responsabilidades y funciones, comunicación, revisiones globales periódicas, diseños de estructura, recursos humanos, formación, infraestructura, ambiente de trabajo,  diseño, planificación y realización de bienes y/o servicios, adquisición de insumos, contrataciones, seguimiento de los equipos, análisis de satisfacción del cliente y de otras partes interesadas, auditorias, análisis y seguimiento de procesos y bienes/servicios, control de bienes/servicios no conformes, acciones preventivas y correctivas, trazabilidad, mejora continua, etc. Es decir, queda en evidencia, la importancia que pasa a ocupar al ser evaluada como columna vertebral, la cual oficia como disparador de mejoras para todos los sectores de una organización, desde los puntos más operativos hasta los más estratégicos. 

Llevando este estudio de la importancia de dicha Norma al ámbito estadístico, vemos que según el último informe emitido por la ISO (International Organization for Standardization) respecto al 2012, la adopción de esta Regla Internacional se destacó en los países de Europa, del Este Asiático y del Pacifico; siendo los países con mayores certificaciones acumuladas en esta Norma: China (334.032), Italia (137.390), España (59.418), Alemania (51.809) y Japón (50.339); ocupando Brasil el 10° lugar con (25.791). A su vez, en el pasado 2012, el mayor crecimiento en certificaciones lo ha logrado España (6.361), seguido por China (5.819) y Rumania (4.054).

Nuestro país, ha ocupado el 7° lugar (1852 certificaciones) en cantidad de certificaciones durante el 2012, dato que no debe ser analizado de manera aislada, debido a que la Argentina contaba con 8.812 certificaciones en el 2008 y descendió a la cantidad de 4.752 (casi un 50%). En el 2011 y, durante el 2012, alcanzó un total de 6.605; no logrando recuperar los niveles máximos obtenidos durante el 2008. A su vez, según las estimaciones realizadas, en el año 2013 las certificaciones no se han incrementado. Con lo cual, en términos porcentuales, y cruzando la información brindada por la ISO y por el Ministerio de Industria de la Nación, se observa que solo el 1,1% del total de empresas (602.989) han certificado esta Norma de Calidad y, si excluimos de este análisis a la Microempresa, solo el 3,6% de las empresas han cumplido con los requisitos de esta Norma internacional.

Ahora, que se ha explicado la importancia de esta Norma como columna vertebral y disparador para la mejora continua de una organización como herramienta de adecuación a las demandas de un mercado globalizado, como principal alternativa en países de economías desarrolladas, y por el incremento continuo en el volumen de sus certificaciones; se puede estimar que, en nuestro país, existe un importante desconocimiento de este eje de trabajo y que el aumento o disminución del volumen de certificaciones tiene vinculación directa con la situación económica por las que ha atravesado el país en distintas etapas. También, podemos pensar, dada la estrategia comercial llevada adelante por Entes Certificadores y por las principales Consultoras, que se ocupan de desarrollar, implementar y certificar la Norma ISO 9001; que de las 6.605 organizaciones que han adoptado los principios propuestos por esta Norma, en su mayoría, se tratan de organizaciones clasificadas cómo Grandes Empresas (en el 2012, 11.228) o PyMEs medianas (en el 2012, 33.773). O sea, el sector PyME (pequeña), la Microempresa y los desarrollos emprendedores (hasta el 2012, 557.988; 93% del total) están relegados en esta materia debido a que no forman parte del mercado meta de los jugadores oferentes para el desarrollo y certificación de esta Norma; debido a que se considera que este sector de la demanda no cuenta con la capacidad financiera para afrontar esta inversión; lo cual, en la mayoría de los cosas, es correcto.

Esta situación, está muy lejos de ser la definitiva, dado que debemos crear opciones de Cooperación para llevar adelante el desarrollo e implementación de SGC, como eje de trabajo, con el fin de mejorar de manera continua a las organizaciones y de lograr su adecuación a los estándares internacionales, lo cual permita acceder a las alternativas que se presentan en un mercado mundial en constante crecimiento y progresiva demanda de los bienes/servicios en los que se destaca la Argentina.

La alternativa es el desarrollo conjunto de SGC, lo que puede derivar o no en una posible certificación y acceso al aval brindado por alguno de los Entes Certificadores presentes en nuestro país. O sea, cabe aclarar, que no es necesario invertir en la certificación de dicha Norma para verse beneficiado por ésta y cumplir con los parámetros que propone.

Llegado a este escenario de análisis, es necesario preguntar, si estos SGC se desarrollaran de manera conjunta. ¿Cuáles serían las consecuencias?.  Las mismas yacerían en el incremento promedio de la calidad del empresariado Argentino, la mayor penetración en el mercado mundial, el aumento de la demanda de personal, la sustitución de importaciones, una mayor recaudación, el surgimiento de nuevas demandas al sector público, nuevos niveles de competencias en la mano de obra y demás cuestiones que nos posicione de mejor manera en un mercado globalizado.

Evidentemente, esta propuesta de trabajo de manera Cooperativa, es viable pero escasamente rentable para quienes privilegian la rentabilidad por sobre abordar un compromiso de Cooperación, en beneficio de mejorar la competitividad del sector empresario Argentino enfocado en la Pyme, la Microempresa y los emprendedores.

Luego de superar el primer obstáculo -el compromiso por encima de los beneficios económicos a corto plazo- se hace necesario la identificación de un espacio coordinador en el desarrollo de los SGC Cooperativos, y es aquí en donde se debe migrar a un nuevo paradigma en donde el sector público y privado puedan trabajar en conjunto; lo cual no es nuevo, pero sí es materia pendiente en nuestra Argentina. Esta relación público-privado debe empezar a construirse desde los gobiernos locales y no a la inversa, dado que la problemática local y características regionales son dispares a lo largo y ancho del país.

Para ir cerrando con este análisis, se hace ineludible que empecemos a trabajar de manera cooperativa en el desarrollo e implementación de SGC como columna vertebral y disparador de la mejora continua en las organizaciones, ya se han presentado las evidencias estadísticas de la importancia de los SGC, de la situación de la Argentina, y de cuáles son los obstáculos a los que se enfrenta el 93% del empresariado del país. 

Hoy contamos con un mercado mundial que demanda de nuestros bienes y servicios, sólo debemos adecuarnos a sus exigencias de calidad y acceder a los mismos.

En definitiva, ¿Cuándo empezamos a trabajar con el desarrollo de Sistemas de Gestión de la Calidad Cooperativos?

 

Por Lic. Julián Candermo

Analista CECREDA

@JCandermo

jcandermo@gmail.com

www.jcandermo.com.ar

 

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