Análisis y Desarrollo Político

Sobre la renuncia de Carlos Fayt

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El 15 de septiembre pasado, Carlos Fayt, juez de la Corte Suprema de Justicia, presentó su renuncia formal ante la presidente Cristina Fernández de Kirchner, a través de una carta concisa que luego fue publicada en el Centro de Información Judicial (CIJ).

 

La presidente, junto a Julio Alak -actual Ministro de Justicia y Derechos Humanos-, aceptó su dimisión por medio del decreto 1892/15. De modo que, a partir del 11 de diciembre de este año, el magistrado de 97 años dejaría de integrar el Alto Tribunal, abriéndose una nueva vacante.

Esta vacante se suma a la silla libre que dejó el Dr. Raúl Zaffaroni al renunciar a su cargo a fines del año pasado, por lo que el próximo en asumir la presidencia deberá proponer dos candidatos para completar la conformación de la Corte.

Mediante la Ley 26.183 sancionada en 2006 se redujo el número de integrantes del Tribunal de nueve a cinco, dando fin a la mayoría automática menemista, por lo que el nuevo jefe de Estado deberá designar a los jueces reemplazantes, previo acuerdo del Senado de la Nación, el que debe prestar conformidad con una mayoría calificada de 2/3 según el artículo 99 de la Ley Fundamental.

La Constitución además de exigirles a los jueces buena conducta para permanecer en sus cargos (art. 110 CN), les exige un nuevo nombramiento una vez que alcanzan los 75 años de edad en un intento por combatir los resabios monárquicos de un sistema vitalicio, aunque Fayt quedó excluido de esta disposición por haber asumido su posición mucho antes de la reforma del ’94 (fallo de la CSJN de 1999).

Tanto el Poder Judicial como el Legislativo, y otros establecimientos como el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, acordaron la organización de distintos actos en homenaje al ministro, distinguiéndolo por ejemplo con el máximo premio de la Cámara Alta, la Mención de Honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento”, por su trayectoria y labor profesional, reconociéndole su aporte doctrinal y su contribución a la mejora de nuestras instituciones jurídicas.

El magistrado ingresó a la Corte Suprema de Justicia el 23 de diciembre de 1983, coincidiendo con el regreso de la democracia a Argentina. Es además, doctor en jurisprudencia, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires y director del Instituto Argentino de Ciencia Política, entre otros cargos. Escribió más de una treintena de libros y fue autor a su vez de numerosos ensayos y publicaciones académicas. Pese a que este último tiempo su edad limitaba bastante su tarea, con una lucidez y dedicación admirables, centró su trabajo en la defensa de la libertad de prensa y los principios democráticos. 

Teniendo siempre presente su espíritu ajedrecista, Fayt solía aconsejar vacunarse contra los halagos, mantener la suavidad en las formas y la firmeza en el fondo. Sin duda, quienes alguna vez leímos al casi centenario juez, extrañaremos sus disidencias. 

Evelyn Espinosa
Analista de CECREDA

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