Un factor importante en la economía argentina consiste en recortar la brecha asimétrica y geográfica en el marco del desarrollo económico y social. Las regiones que conforman nuestro país se encuentran en una situación dispar a la hora de comparar índices e indicadores.
Según los datos arrojados en 2005, el PBG (Producto Geográfico Bruto) per cápita de Santa Cruz era de 36.238, mientras que para la provincia de Formosa era de 5.053 . Esto demuestra que el PBG per cápita de la provincia más rica es más de siete veces el de la provincia más pobre.
Estas discrepancias a su vez contrastan cuando se analiza comparativamente las diferentes regiones que componen a la Argentina. El Noreste Argentino (NEA), conformado por las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones arrojan los indicadores más alarmantes en cuanto a su desarrollo económico. Si se observa la evolución del PBG regional a lo largo de los últimos 20 años se puede ver cómo la participación de la región en el PBI nacional se encuentra por debajo de los demás sectores.
Si se analiza el anterior recuadro, en comparación con la proporción de habitantes que reside en cada territorio, se puede visualizar que la proporción es la más baja, lo que da cuenta su menor productividad.
De esta forma, si se toma 1% de la población nacional radicada en NEA se puede apreciar que sólo aporta un 0,4% del PBI, mientras que en regiones como el Centro, Buenos Aires y la Patagonia, el 1% de esa población aporta más 1% del PBI nacional. Si se realiza el mismo ejercicio comparando la participación regional en el PBI nacional con la superficie de geográfica se puede encontrar evidencia más alarmante sobre la concentración de la producción nacional.
Si bien la relación entre ambas variables no da un indicador equitativo en el desempeño económico de las regiones, debido a la diferente densidad de población que existe en cada una, da la pauta de la gran hegemonía que cuenta la región Centro y Buenos Aires en relación a los demás sectores. Como podemos ver, el 18,3% del territorio nacional concentra el 70% de la producción argentina.
Otro punto a destacar, en relación al desarrollo histórico y a la estructura productiva de nuestro país es la participación regional en las exportaciones. Apenas el 1.1% de las mismas esta explicado por las ventas del NEA en el exterior.
De acuerdo con un informe realizado por la Unión Industrial Argentina (UIA) el retraso económico del NEA tiene gran repercusión en sus indicadores sociales atenuando más la brecha diferencial. De esta forma, Según datos del 2010, el NEA contaba con un 25,7% de los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el doble de la tasa promedio de Argentina, mientras que la tasa de analfabetismo es casi tres veces superior a la nacional, llegando a los 6,7%. Por su parte, la tasa de desempleo es del 3,2% pero 30% de los hogares se encuentran subsidiados bajo diferentes planes o asignaciones.
Estos indicadores e índices y sus respectivas comparaciones entre regiones dan una idea del panorama en el que la Argentina se enfrenta a la hora de realizar un plan de desarrollo económico y social Nacional. Es menester entender que, para un país con la gran extensión de tierras y cantidad de habitantes como el nuestro, el desarrollo económico debe encontrarse generalizado a todas las regiones, y así poder lograr que sea sostenido en el tiempo y autosustentable para cada una de ellas. Debemos garantizar una igualdad de condiciones socio económicas equivalentes y otorgarle la importancia suficiente a aquellas provincias en situaciones de vulnerabilidad, brindándole las herramientas necesarias para su crecimiento y desarrollo.
El desarrollo histórico de nuestra estructura productiva nacional creó una rigidez en la brecha que separa a las regiones, mostrando una situación compleja, pero posible de revertir. Es hora que hagamos hincapié en el desarrollo de nuestras regiones más atrasadas, que se creen organismos e instituciones eficientes y capaces de nivelar el crecimiento intrarregional sostenido con el fin de romper con esa brecha.
Diego Cuneo
nalista de Cecreda