Resulta difícil convivir en esta época en la que la degradación ética y política ha llegado a extremos impensables. Un tiempo en que los liderazgos se caracterizan por su baja densidad política, con falta de ideales e identidad, motivo por el cual los referentes son personajes mediáticos por momentos vergonzantes.
Un tiempo en que prevalece el conflicto, y el desencuentro, a cambio del acuerdo y del consenso. Un tiempo en que reina la difamación y la mentira, la desinformación como modelo de convivencia.
Un tiempo en donde los eufemismos reemplazan a las peores vergüenzas del siglo.
Llamamos a la mentira, fake-news; a las burbujas financieras que generan acreencias usurarias y vergonzosas: activos tóxicos; a la gente que jamás va a salir de la pobreza: poblaciones vulnerables; a la guerra: conflicto bélico; al desastre natural mundial: calentamiento global….y asi permanentemente, sin siquiera ponernos colorados.
En este tiempo de pandemia, tal como espectadores azorados, asistimos a vergüenzas de todo tipo; líderes internacionales que de forma casi patética luchan contra un virus como si fuera un fantasma; la exacerbación de las peores miserias humanas, como el odio, la envidia, la usura y el egoísmo prevalecen por doquier.
Pero claro, en esta platea no solo estamos nosotros los “humanos” observando azorados lo que pasa, resulta que los “animales” también, esos a los que le arrebatamos día a día su hábitat, y fueron desapareciendo, migrando, o escondiéndose de nosotros; tuvieron su revancha; y es así que asistimos en tiempos de pandemia, en los que nos auto-recluimos nosotros los “humanos” para no contagiarnos y esperando una solución que solo nosotros somos capaces de lograr…cuando los “animales” salen a disfrutar de la libertad que antes no tenian.
Por primera vez, aparecieron en la bella y contaminada Venecia, cantidades de pájaros flamencos como nunca se habían visto; los tigres de bengala de las reservas naturales de India, tan diezmados y esquivos al ojo del turista, los guardias de la reserva reportaban sus permanentes apariciones; y así se reportaban diferentes episodios, insólitos para el pensamiento humano, y parecidos en diferentes partes de todo el mundo.
Y pensaba, no será que es hora que volvamos a demostrar que nosotros los “humanos” somos los racionales, lógicos, pensantes, etc., y revisemos cada una de nuestras acciones?
Este COVID-19, supuestamente creado por el hombre y transmitido por animales, por momento resulta algo así como una “dulce venganza” de la naturaleza por todo lo que venimos haciendo desde hace tanto tiempo.
Pero lo que resulta más preocupante es la pregunta que muchos filósofos y pensadores se hacen, y es la siguiente: después de esta pandemia seremos mejores personas?
Y por que nos importa eso? porque todo, absolutamente todo, son constructos buenos o malos, que genera el animal más peligroso de este planeta Tierra, que es el “ser humano” ha creado; sus pensamientos, ideales, creencias, teorías, técnicas, métodos, invenciones, pueden transformar un átomo, tanto en una bomba, como en un vacuna.
En los últimos años, el daño más grande infringido al país, no fue económico, ni político, sino ideológico, sabiendo que resultaba indispensable vaciar de contenidos y de ideas a las personas, para poder incorporar otras.
Entonces cambiamos la figura de próceres y líderes de nuestra patria, por animales, intentando borrar la historia, evitando el debate…lo más insólito que puede pasarle a un país…y lo naturalizamos.
Se intentó convencer a buena parte de nosotros, una vez más que todo lo que nos pasaba y nos había pasado, era porque no nos habíamos abierto al mundo, y otra vez se volvió a destruir de forma flagrante y en tiempo record la mayor parte del tejido industrial y con él, el tejido social.
Por qué nos ocurre eso, de volver a repetir siempre el mismo error? Tal vez porque nos traiciona nuestro inconsciente colectivo, y nos desvalorizamos permanentemente, o nos sentimos bien, siendo desvalorizados.
Resulta llamativo, que, cuando los elogios son externos, resulten para nosotros, poco creíble, mientras que si se tratan de descalificaciones, ocurre lo contrario; por que será?
Recientemente asistimos a volver a reconocer a nuestros científicos, incluso a llegar a aplaudirlos, cuando hacia algunos meses habían sido denostados de infinitas formas.
Somos un pueblo difícil, lleno de tantas contradicciones como mezcla de culturas, identidades y creencias tenemos; por eso somos muy sorprendentes y a la vez incomprensibles para el más racional de los seres humanos.
Será por eso, que siempre existe la esperanza, que como la chispa que incendia la pradera, surja el hecho que, una masa crítica, de personas, lideres, referentes, se animen en nuestro país y en la región, a volver a construir ideologías, sobre las cuales se cambien políticas, y finalmente, se modifiquen las leyes económicas, que nosotros mismos construimos.
Eso será posible?
Joaquin De Santis